Quien a hierro mata, a Hierro muere
Siendo la última persona en enterarse -Luis Rubiales explicó ayer que se enteró cinco minutos antes del anuncio oficial- el presidente de la RFEF se sintió el martes vilmente coronado cuando creía estar disfrutando de su luna de miel con Julen Lopetegui, el técnico al que hace apenas veinte días acababa de renovar. El todavía seleccionador, según la web del Real Madrid, era el nuevo entrenador de su primer equipo.
Lopetegui, entendiendo que podía estar en misa y repicando, aceptó la propuesta de Florentino Pérez pero la reacción del presidente de la RFEF ha sido admirablemente radical. Negándose en redondo a que la selección sea la marca Roja del Madrid, ayer, a dos días del inicio del Mundial, despidió al seleccionador de manera fulminante.
Las formas, pésimas, han sido determinantes. Primero, porque la negociación Madrid/Lopetegui -y en eso Rubiales fue rotundo- ha sido de espaldas a la Federación. Segundo porque cuando se tuvo constancia (en esos cinco minutos anteriores) el presidente de la RFEF pidió que no se dijera. Y se dijo. El Madrid, mejor dicho, Florentino Pérez acababa de contaminar el aire calmo que respiraba la concentración. Y lo hizo otorgándose la impunidad con la que arrolla allá donde va, sin importarle un pimiento las consecuencias.
Con el ambiente de Krasnodar envenenado, el antídoto de urgencia utilizado por la Federación ha sido elemental: abrir las ventanas, pero sobre todo la puerta de salida por la que Lopetegui ya puede ir desfilando rumbo a la pretemporada del Madrid. De nada sirvieron las comentadas presiones de los jugadores (el capitán de La Roja es el mismo que el capitán del Madrid). Rubiales interpretó como deslealtad injustificable la actitud del seleccionador y respondió en consecuencia. Si Florentino y Lopetegui creen que el Madrid está por encima de la RFEF y, por consiguiente, por encima de la selección, Rubiales piensa todo lo contrario. Que ni la Roja es el filial del Madrid, ni la Federación Española de Fútbol es una sucursal de la Casa Blanca.
Traicionado Rubiales y despedido Lopetegui, queda por saber qué peaje debería pagar el hombre que se ha quedado hace poco con las autopistas de Abertis. Y vamos a ver hasta qué punto se le señala como máximo responsable de una crisis jamás vista que, desde luego, de haber sido provocada por el Barça ya tendría al presidente de turno absolutamente sentenciado y a punto de ser fusilado por el pelotón mediático.
Y es que si llega a ser Valverde quien deja el Barcelona después de ganar Liga y Copa, si hubiera sido Bartomeu el que de repente se encuentra sin entrenador, si fuese el presidente blaugrana quien, para compensar las calabazas recibidas por los mejores técnicos de Europa, decide fichar a Lopetegui a dos días del Mundial y anunciarlo a bombo y platillo, hoy, a estas horas, ya se habría calificado eso como indecente ataque del separatista Bartomeu al corazón de España para conseguir que Leo Messi gane el Mundial. A ver qué leemos de Florentino. Mientras tanto, Fernando Hierro, nuevo seleccionador