Las claves del éxito de Lucho
Luis Enrique, nuevo seleccionador español Posesión, contras, presión, pizarra, exigencia, carisma y liderazgo
Luis Enrique (48 años) cumple su sueño de ser seleccionador español. El asturiano llega al cargo tras triunfar en el banquillo del Barça y con una exitosa carrera también como jugador. Lucho tiene un método definido y claro. Sus puntos más destacados son los siguientes:
1. EVOLUCIÓN DEL ESTILO DE POSESIÓN Luis Enrique llegó al Barça postMartino en 2014 con el claro objetivo de revitalizar a un equipo que seguía dominando el juego a través de la posesión pero que cada vez sorprendía menos a sus rivales. El asturiano recuperó la presión avanzada con el tridente Messi-SuárezNeymar iniciándola. Los tres cracks también aceptaron correr a la contra cuando había opción. Todo ello, sin renunciar a la posesión para controlar el juego y defenderse con ella. Su experiencia en el Barça le puede ir de maravilla para hacer lo propio con la selección.
2.OBSESO DE LA PREPARACIÓN FÍSICA Luis Enrique es un triatleta y eso se nota en sus equipos. Da una gran importancia al estado físico de sus futbolistas y los controla al detalle sirviéndose de la última tecnología. Usa el GPS en los entrenamientos y utiliza sus datos para comprobar si sus hombres se emplean a fondo o no y los motivos de ello. Es decir, si es por desidia o porque alguno oculta una molestia física. También usa la tecnología para detectar si hay jugadores en riesgo de lesión. Además, es un obseso del control de peso. En el Barça lo hacía a diario y los parámetros le llegaban ‘on line’ a sus dispositivos personales (tablet y ordenador) como una forma de controlar al jugador. Y quincenalmente les vigilaba el porcentaje de grasa corporal con la máquina DEXA.
3. IMPORTANCIA DEL BALÓN PARADO
En el Barça era muy conocido el trabajo de Unzué en la estrategia, tanto a nivel ofensivo como defensivo. Pragmático como pocos, el asturiano da mucha importancia a las faltas y córners como medio para generar ocasiones de gol. También diseccionaba la estrategia de los rivales al detalle.
4. MANO DURA Y MANO IZQUIERDA
Luis Enrique no es un técnico político. No se casa con nadie y no le ha ido mal con esa línea de actuación. Con los jugadores utiliza un híbrido de complicidad y exigencia. En el Barça, al principio, los futbolistas se quejaban de que era distante. Tras su discusión con Messi y la crisis de Anoeta, reconducida con éxito por Bartomeu, su relación con el equipo se estrechó, en especial con Leo. Los abrazos entre ambos eran habituales en las celebraciones. Sin embargo, eso no hizo que cuando tuviese que cantar la caña a algún crack lo hiciese. Por ejemplo, con Neymar tras un partido en el Pizuán en que el brasileño se quejó tras ser sustituido. Grababa en plano general todos los entrenamientos y partidos para así no perder detalle del trabajo de cada jugador.
5. EXPERIENCIA Y BRILLANTE PALMARÉS Tanto de jugador como de entrenador, Luis Enrique tiene una amplia experiencia en la alta competición. Ha disputado la Champions League como futbolista y la ha ganado como técnico. También ganó el Mundial de Clubs con el Barça, equipo con el que conquistó Ligas, Copas del Rey, la Recopa y la Supercopa de Europa. Y con la selección española tiene experiencia competitiva en Juegos Olímpicos (Barcelona’92, donde fue medalla de oro), una Eurocopa (Inglaterra’96) y tres Mundiales (Estados Unidos’94, Francia’98 y CoreaJapón en 2002).
6. CARISMA Y CAPACIDAD DE LIDERAZGO Si hay algo que le sobra a Luis Enrique es carisma y liderazgo. El día de su presentación con el Barça no se cortó: “En mis equipos el líder soy yo”. Una afirmación que cayó regular en el vestuario culé dado que el equipo ya tenía varios líderes. Finalmente Luis Enrique ejerció como tal sin que los cracks perdiesen su protagonismo.
7. UN JEFE QUERIDO POR SU STAFF Durante su paso como técnico por el Barça, el asturiano trabajó muy bien con su equipo de colaboradores. Seco y cortante, a veces hasta agrio en sus comparecencias ante los medios, los que han trabajado con él cuentan que de puertas adentro que Lucho es totalmente distinto. Exigente y concienzudo en el trabajo, también dicen de él que es educado, cariñoso y bromista con su staff. En el Barça dejó un gran recuerdo entre los empleados de la Ciutat Esportiva y los adjuntos con los que trabajó tres años codo con codo como entrenador