Me ha gustado Bartomeu y Valverde, tal para cual

Ernesto Valverde se sentará la próxima temporada en el banquillo del Barça. Y tiene, por contrato, la opción de continuar hasta 2021, es decir, terminar su vínculo en el Barça justo cuando Bartomeu pondrá fin a su segundo y último mandato. Han casado sus intereses y, por el bien y la estabilidad del Barça, han anunciado el acuerdo en el momento justo, cuando el equipo se va a jugar los tres títulos en los próximos tres meses. Como reconoció Sergio Busquets en Lyon, los jugadores están encantados con Valverde y su continuidad. Mejor. Bartomeu, también. El talante de ambos personajes es coincidente en muchos aspectos: son discretos en la gestión, son de decir las cosas a la cara, de tratar de imponer el sentido común, de intentar lavar la ropa sucia en casa y no son de montar incendios (ni dentro del Club, ni ante la prensa, ni con los clubes rival). Es una forma de trabajar, constante, sin hacer mucho ruido y sin alardear de ello. No son brillantes pero buscan, cada uno a su nivel, la eficacia. A pesar de sus dimes y diretes (las críticas por Roma, el fichaje de Yerry Mina...) en lo esencial andan de acuerdo. Los dos buscan lo mejor para el Club, sin aspavientos y blindándose a las críticas. Condenados a entenderse, lo normal era seguir juntos hasta el final. Si los resultados no dictan lo contrario