Tim Wellens mantiene su idilio con Andalucía
Hoy, segunda etapa, en la que el belga defiende el maillot de líder
El final en este fantástico balcón de la sierra de Cádiz que es la localidad de Alcalá de los Gazules le va como anillo al dedo a Tim Wellens. Ganó el año pasado con cinco segundos sobre Mikel Landa –todavía recuperándose de su doble fractura sufrida en la Challenge Mallorca– y ayer calcó la diferencia sobre el danés Jakob Fuglsang, del Astana, el equipo más en forma en este inicio de temporada. Precisamente, la formación kazaja fue una de las que quiso controlar la etapa inicial de la 65ªVuelta a Andalucía, de 170,5 km entre Sanlúcar de Barrameda y Alcalá de los Gazules, pero en cuanto el pelotón llegó al último kilómetro y medio la armonía se rompió y a toque de corneta se sucedieron los ataques.
En unas rampas imposibles de asfalto roto, a ratos adoquinado, Wellens demostró moverse como pez en el agua. Bien colocado, esperó su momento para lanzar el ataque final, secando los intentos de Fuglsang e Ion Izagirre, Astana, o de Jack Haig, el más combativo de un Mitchelton-Scott en el que el ganador de La Vuelta Simon Yates demostró estar todavía muy verde. Tras ellos, se podía ver lo mucho que sufrían los ciclistas en unas rampas imposibles, retorciéndose encima de sus bicis, yendo de lado a lado de las callejuelas de esta localidad gaditana, confiando, suplicando casi que algún aficionado local les sacara una silla de su casa para tomar un poco de aire y encarar los últimos metros de este final imposible y apasionante del primer asalto de la ronda andaluza. Restan cuatro etapas más