Unos se mojan, otros se apuran
El posicionamiento político de los futbolistas violenta a los espacios deportivos
Ayer Manu Carreño hacía referencia al hecho que los deportistas se hubiesen decidido a opinar sobre política en las últimas semanas: “Hay deportistas que se han mojado. Y ahí claramente también hay partido, también hay batalla y hay polémica”. Cada vez que los deportistas opinan sobre política se elige el verbo “mojarse” como si el gesto implicara un extra de complicación en la noticia. El vídeo ponía de ejemplo a Rafa Nadal, Luis Figo, Pepe Reina o Soldado entre otros. Mostraban con fugacidad las opiniones que los deportistas habían expresado en las redes o en algún medio e incluso se mostraba las reacciones de animadversión o apoyo que provocaban en los seguidores. Eso sí, el vídeo de Cuatro mantenía un tono neutral respecto las opiniones de los deportistas. Un planteamiento informativo muy distinto al de anteriores ocasiones. Cuando jugadores del Barça han expresado sus opiniones sobre la situación política en Catalunya, incluso con actitudes muy conciliadoras (Piqué, por ejemplo), no ha habido esta actitud aséptica al dar paso a sus declaraciones. Incluso cuando esas opiniones eran fruto de la pregunta de un periodista, se han añadido recursos audiovisuales inquietantes y ha habido muecas, comentarios sarcásticos o reproches de los presentadores. A diferencia de ayer miércoles, “mojarse” no siempre se ha entendido como un acto de libertad sino como un gesto inoportuno que provoca malestar y crispación en el feliz paraíso deportivo. Carreño sí defendía ayer el derecho a opinar de los deportistas, pero expresaba las ganas de que volviera el fútbol para que este fuera el tema del que hablar. La pregunta es: Si lo que quieren es hablar de fútbol ¿Cada vez que un deportista exprese una opinión política, deben los programas de deportes hacerse eco de ello? No tendría por qué ser así. Los deportistas tienen derecho a expresarse políticamente, pero los programas no deberían sentirse obligados a difundir sus opiniones; su cometido informativo, en principio, no es ese. Lo que sí deben tener en cuenta los programas es que la comodidad o incomodidad con la que los presentadores dan paso a esas opiniones, la neutralidad o el reproche, los efectos visuales o la ausencia de ellos, también les define políticamente a ellos y no solo al deportista
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