Sin quejas, por favor
He de confesar que me resultó extraño que el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunciara el regreso de La Liga antes de hablar del turismo y la apertura de nuestras fronteras. El subconsciente le debió engañar y habló antes de la pelota -“volverá a rodar pronto”, dijo-, que de la principal fuente de ingresos de este país.
Millones de personas estaban esperando la desescalada del virus y muchos de ellos ven, posiblemente, en el fútbol un elemento que les acerca a la realidad pre Covid-19.
El fútbol que vendrá no será el mismo de siempre, y deberíamos empezar a mentalizarnos en que no podremos estar todo el día quejándonos. La vuelta de La
Liga supone un esfuerzo monumental y deberíamos quedarnos con lo mejor del tema: el regreso paulatino de la esfera universal a nuestras vidas. Veremos lo que ocurre y como nos comportamos ante el televisor cuando veamos el regreso de Leo Messi en circunstancias tan extrañas. Existe una ventaja, si se juega la Champions, por lo menos, no escucharemos el pitido al himno europeo. En el Camp Nou…
En la Bundesliga han comprobado que un Bayern de Munich-Eintracht Frankfurt no es el mismo con público que sin él, pero la verdad es que los goles han llegado a Alemania y con ellos algunas buenas ideas.
Por ejemplo, una buena idea ha sido levantar con un segundo nivel la U televisiva, la valla electrónica de publicidad que enmarca el terreno de juego. Con una altura mucho mayor, las primeras filas de la grada que se ven en la parte alta de los monitores desaparecen, y durante muchos minutos del partido el vacío se disimula.
Hay más cosas. El volumen del televisor. Si se deja a cero y no escuchas las voces de los jugadores y el golpeo al balón se agradece. El campo vacío permite escuchar los gritos y casi las conversaciones, lo que le da al partido un sonido ambiente diferente, pero que a mi me produce sensaciones de tristeza y de vacío. Veremos si funciona la idea de poner ruido de fondo de las gradas enlatado.
Erase una vez, en una semana como esta, hace cinco años, el Barça estaba a punto de jugar la final de la Copa del Rey en el Camp Nou. Se jugó el día 30 de mayo. Mañana hará cinco años. ¿Recuerdan aquel gol de Messi sorteando a todos los contrarios y su eslalon por la banda izquierda?
El Barça ganó 1-3. El Barcelona jugaba en el Camp Nou pero por sorteo jugaba en campo contrario. El Barça no cedió su vestuario, pero en las gradas había más hinchas del equipo vasco que del Barça. Cuando el marcador era ya claro a favor al equipo de Messi, que aquella noche desplegó una superioridad implacable, la hinchada del Athletic comenzó a gritar “que bote San Mamés, que bote San Mamés”. Me gustó aquel comportamiento de los bilbaínos. Fue un detalle divertido. E histórico.
Fue una gran noche. Hacía apenas unos días que el Barça también había conseguido la Liga al ganar 0-1 al Atlético de Madrid en el Calderón. Golazo de Messi. El Barça encaraba la final de Champions con un doblete en el bolsillo. Qué tiempos aquellos con los estadios repletos de gente, con el Barça pletórico de juego, con Messi, con Neymar, con Súarez.
Pienso que los aficionados tenemos también una parte importante en este regreso del fútbol. Es el de dar apoyo al esfuerzo que se va a hacer. Es el intento, no nos engañemos, de reducir las pérdidas provocadas por la Covid-19, pero creo que el fútbol nos alegrará.
El otro día, en la Diagonal de Barcelona, el ex jugador y ahora director de relaciones institucionales y deportivas del Barcelona, Guillermo Amor, terminaba su sesión de jogging urbano. Amor fue sincero cuando dijo que el regreso tenía una componente económica indudable, sí, pero lo importante, comentó, era que los jugadores querían saltar al terreno de juego y que tenían unas ganas enormes de competir. Saltemos con ellos a los estadios, desde casa, con ilusión y dejemos a un lado las insatisfacciones y las quejas. Vivamos el fútbol, este fútbol, e intentemos recuperarnuestroequilibriopocoapoco
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