La noche del vuelo imposible del ‘Pichón’
Hace 37 años, Marcos dio la Copa al Barça ante el Madrid con un cabezazo acrobático en Zaragoza
Se cumplen 37 años de uno de los goles de cabeza más recordado en la historia del Barça. Sucedió en La Romareda, el estadio del Real Zaragoza, sede de la final de la Copa del Rey que aquel 4 de junio enfrentó a FC Barcelona y Real Madrid. En el minuto 90, con 1-1 en el marcador, Julio Alberto centró desde la izquierda y Marcos Alonso conectó un cabezazo acrobático, casi imposible por su posición corporal, que superó a Miguel Ángel y significó el 2-1 definitivo y el título. Se bautizó la acción como ‘El vuelo del Pichón’, mote del delantero cántabro, padre del actual lateral zurdo del Chelsea e hijo de Marquitos, leyenda del Real Madrid que aquel día aplaudió como nunca hizo antes un gol del Barça. La bella factura del tanto y la emoción del momento obró el ‘milagro’.
Bernd Schuster, entonces centrocampista del Barça, ayudó a inmortalizar aquella jugada con su celebración: varios cortes de
Víctor logró el 1-0 tras pase de Maradona en la noche de los cortes de manga de Schuster
mangas dirigido, como si su brazo fuese una metralleta, a todo lo que olía a Real Madrid a su alrededor, jugadores y aficionados. En 1988 fichó por el club blanco en un ‘pelillos a la mar’ de manual.
Fue un partido muy duro y tenso no sólo por la rivalidad y el título en juego, sino también porque había sido una temporada muy pobre para los dos grandes. Las entradas de Migueli a Bonet y de Camacho a Maradona duelen sólo con verlas.
Era la oportunidad de los dos clubs de salvar la temporada. El Barça, con César Luis Menotti en el banquillo, llegaba con mucha crispación alrededor de sus dos estrellas, Diego Armando Maradona y Bernd Schuster, tras acabar la Liga en una triste cuarta posición. Y el Real Madrid de Alfredo di Stéfano iba camino de ser subcampeón de todo tras no poder cerrar en la última jornada una Liga que ganó el Athletic.
Precisamente, los polémicos Schuster y Maradona fabricaron el 1-0 en el minuto 32. Pase larguísimo, profundo y medido del alemán al argentino, quien, tras recortar a Camacho en la línea de fondo, cedió atrás ante la llegada de Víctor Muñoz. El aragonés, en su casa y en el estadio que le vio nacer como futbolista, conectó un misil imparable. El 1-1 fue un regalo del Barça. Gerardo, lateral derecho grancanario, se hizo un lío con el balón, quiso retroceder a Urruti, pero apareció Santillana para empatar el partido en el 50’.
Ante 34.000 aficionados de ambos equipos, con mayoría azulgrana en la grada, Marcos voló en el último minuto para firmar la victoria. Años después, recordaba así aquel momento en MD: “De aquella final sólo tengo recuerdos buenos. Fue mi primer título en mi primera temporada en el Barça. Vi que Julio Alberto iba a centrar desde la izquierda y me fui a rematar, volé y tuve la suerte de que me dio en la cabeza cuando estaba cayendo porque si me llega a dar de frente no sé si hubiese entrado. No es el gol más bonito que marqué, sí el más importante”
H