Mundo Deportivo (At. Madrid)

El presidente más votado de la historia

N Sandro Rosell se impuso en las elecciones del 13 de junio de 2010 de las que hoy se cumple justo una década

- Joan Poquí Barcelona

Sandro Rosell se convirtió el 13 de julio de 2010 en el presidente más votado de la historia del FC Barcelona. En una jornada intensa y soleada en el Camp Nou, 35.021 socios, un 61,35% de los que votaron, le dieron su confianza en las elecciones a la presidenci­a, con un amplio margen de ventaja sobre Agustí Benedito (14,09%), Marc Ingla (12,29%) y Jaume Ferrer (10,8%). Con estos resultados, Rosell sucedió a Joan Laporta, que tras dos mandatos ya no optaba a la reelección. El presidente saliente y su grupo no supieron articular una candidatur­a que se ganase el apoyo de la masa social.

La sucesión de Laporta en el seno de su junta directiva fue una de las claves de aquellas elecciones. A pesar de presentars­e con el aval deportivo de los seis títulos del año 2009, la junta directiva no fue capaz de confeccion­ar una candidatur­a sólida que plantase cara a la de Rosell, que había estado preparándo­se desde que, en 2005, dimitió junto a otros cuatro directivos de la directiva presidida por Laporta ganadora en los comicios de 2003.

Aquella junta, a pesar de los éxitos deportivos que llegaron a partir de la temporada 2004-05, había comenzado a dividirse muy pronto. Por un lado, Rosell era el vicepresid­ente deportivo pero veía el proyecto de forma muy distinta a Laporta, que se apoyaba en los consejos de Johan Cruyff para construir el equipo alrededor de Frank Rijkaard, aunque con muchos fichajes gestionado­s gracias a los contactos de Rosell (Ronaldinho, Deco, Márquez, Edmílson, Belletti, Sylvinho…). La división derivó en la dimisión, en 2005, de Rosell, Bartomeu, Moix, Faus y Monés. A ellos se sumó más tarde la renuncia de Alejandro Echevarría, por motivos bien distintos.

Desde el punto de vista la gestión, se había formado otro grupo de directivos, liderado por Ferran Soriano y Marc Ingla, que fueron los que dieron músculo a la capacidad financiera de la entidad, muy debilitada en 2003, cuando accedieron al poder. Este grupo consolidó un núcleo del que a la larga saldría en 2010 una de las candidatur­as.

El aviso de 2008

La moción de censura impulsada por el socio Oriol Giralt en 2008, a la que Rosell apoyó, fue otra de las claves de las elecciones de 2010. En aquel voto de censura, Laporta salvó la presidenci­a por muy poco. Más de un 60% de los votantes apoyaron la censura, que sin embargo no triunfó porque necesitaba el 66%. Ocho directivos dejaron la junta por aquellos resultados (Soriano, Ingla, Vicens Vives-Fierro, Murtra, Vilaseca, Cambra y Rovira) en el segundo cisma de la junta de Laporta.

Estas dos grandes crisis, las de 2005 y 2008, habían debilitado al grupo inicial de Laporta, que incorporó para el tramo final de su mandato personas de su confianza. Excluyó de los elegidos a Agustí Benedito, colaborado­r suyo desde los tiempos del ‘Elefant Blau’ y miembro de las comisiones deportiva y social, de las que dimitió en 2009 como consecuenc­ia de la ‘crisis Uzbekistán’.

La guerra por la sucesión

Laporta se había ido quedando solo, pero es que incluso en su última junta se organizó una guerra interna por la sucesión, que estaba en pleno apogeo en Abu Dabi, cuando el equipo completó el histórico sextete ganando el Mundial de Clubs ante Estudiante­s. Laporta quería que su sucesor fuese Alfons Godall, que si embargo tuvo la clarividen­cia de comprender que para ganar necesitaba el apoyo del grupo de Soriano y los dimisionar­ios de 2008, extremo que su amigo Laporta ni contemplab­a ni toleró. Godall llegó a presentar precandida­tura, pero Laporta le negó su apoyo en favor de Jaume Ferrer, al que el presidente respaldó prácticame­nte obligado. Ingla, por renuncia de Soriano, acabó

La división interna en la junta de Laporta contribuyó a evitar una lista continuist­a ganadora

Rosell obtuvo 35.021 votos, más que ningún otro presidente ganador en unas elecciones

configuran­do una candidatur­a que, junto con la de Benedito, restó apoyos a Ferrer, supuesto candidato continuist­a, en las urnas. Ni el milagro deportivo liderado por Pep Guardiola salvó aquella fractura interna.

Ante estas tres candidatur­as (se quedaron por el camino las precandida­turas de Guixà, Santi Salvat y Alexis Plaza, que no obtuvieron las 2.095 firmas de apoyo necesarias), Sandro Rosell (Alexandre Rosell i Feliu en las papeleas) presentó un proyecto compacto y potente en el que trabajaba desde 2005 y del que formaban parte los cuatro directivos que dimitieron con él. En 2006 habría apoyado

En las urnas superó con el 61,35% a Benedito (14,09%), Ingla (12,29%) y Ferrer (12,8%)

una lista que se enfrentase a Laporta, pero no lo hizo porque las precandida­turas de Jaume Guixà y Jordi Medina no lograron fusionarse en una sola. No hubo votación. Y en 2008 apoyó la moción de censura de Giralt, pero desde un segundo plano.

Pese al sextete de sólo unos meses antes y a la Liga de los 99 puntos, recién ganada, Rosell era el favorito en las urnas y la jornada preveranie­ga del 13 de junio confirmó los pronóstico­s desde el primer momento. Se votó, por orden alfabético, en el Camp Nou, dentro del Estadi por última vez. Depositaro­n su voto en las urnas 57.088 (un 48,1% de un censo de 118.665 socios con derecho a voto) y Rosell se convirtió en el presidente más votado de la historia del Barça

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FOTO: EDUARD OMEDES Sandro Rosell, exultante hace 10 años junto a sus compañeros de junta como el hoy presidente Josep Maria Bartomeu
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