El cuadro de Imanol casi nunca pudo descifrar el entramado defensivo rojillo
Tres meses sin competir son muchos y lo pagó la Real Sociedad, nada que ver con el equipo efervescente que deslumbró antes del parón, frente a un Osasuna que rescató un valioso punto a domicilio gracias a un ejercicio defensivo extraordinario.
Imanol dispuso un once muy reconocible, dándole los mandos en la medular a Odegaard y Merino y con Portu y Oyarzabal en las alas escoltando a Willian José. La apuesta por el delantero brasileño en detrimento de Isak no tuvo el efecto deseado, pero Willian justificó su inclusión en la alineación con una gran asistencia a Oyarzabal justo antes de abandonar el terreno de juego.
Tampoco rayaron a gran nivel los jugadores de la sala de máquinas, lugar en el que nace el torrente de fútbol que desplegó la Real Sociedad antes del parón por la pandemia de coronavirus. Incapaces de detectar flaquezas en el conjunto rojillo, inabordable a partir de su defensa de cinco hombres, Odegaard, Merino, Portu y Oyarzabal sucumbieron a la disciplinado ejercicio defensivo propuesto por Jagoba Arrasate
Osasuna asumió sin complejos su teórica inferioridad, sabedor de que sus posibilidades de éxito pasaban por minimizar las virtudes del cuadro realista y dar algún zarpazo al contragolpe. El engranaje defensivo de Osasuna funcionó como un reloj durante la primera parte, sin apenas conceder rendijas por las que se colara el virtuosismo de un Odegaard sin chispa. Solidarios e intensos, los hombres de Jagoba Arrasate no escatimaron esfuerzos y encontraron su recompensa tras varios avisos infructuosos.
Fue Adrián, rejuvenecido en el Reale Arena, quién agujereó a la zaga local con un cambio de ritmo inopinado para dejar atrás a su marcador y sacar un centro vene
noso que despejó con la mano Le Normand. El atacante asturiano fulminó a Remiro desde los once