Desescalada irregular: de la grada vacía a 43.000 fans
N Nueva Zelanda alcanza la normalidad con el rugby
La desescalada en el deporte de élite mundial es tan irregular como la propagación y la gestión del coronavirus COVID-19 según los tiempos y los países. Nueva Zelanda ha tomado la delantera en la vuelta a una auténtica realidad. Un confinamiento temprano y el cierre de la frontera, aún vigente, propició que la crisis sanitaria se solventara con una veintena de fallecimientos, en una población de 5 cinco millones. La situación geográfica facilitó el aislamiento.
La población lo celebra este fin de semana recuperando el rugby, adaptado con un torneo local entre los cinco equipos de Super Rugby, a la espera del reencuentro con australianos, sudafricanos, argentinos y japoneses.
Ayer, 43.000 espectadores se congregaron en Eden Park, que no conocía una respuesta popular igual desde 2005. No se alineó Dan Carter, pero sí otro grande, Beauden Barrett, que colaboró en el triunfo de los Blues de Auckland sobre los Hurricanes de Wellington 30-20. El día anterior, 20.000 fans habían llenado el estadio cerrado Forsyth Barr de Dunedin.
Hubo incluso invasión de campo final en Auckland. La distancia social, la mascarilla o los geles forman parte del pasado en la tierra de los All Blacks. Una de sus recientes figuras, Julian Savea, ahora en el Toulon francés, tuiteó admirado una fotografía general: “No fue nuestra noche, pero me alegro del que rugby haya vuelto”, escribió el ex jugador de los derrotados Hurricanes.
Mientras tanto, su gran rival del balón ovalado, Australia, se lo toma con más precaución al no estar liberado de coronavirus. Superados los 7.000 contagios, el centenar de víctimas, sobre 25 millones, los ‘aussies’ ya ven por televisión fútbol australiano y rugby a XIII.
El protocolo es tan estricto que ayer se aplazó un partido de la NRL de rugby porque hubo un positivo en el colegio al que acude el hijo de uno de los jugadores involucrados. El Super Rugby a XV, también a nivel doméstico, está