Susurros Messi
El martes, en un Camp Nou vacío y desangelado, Leo Messi luchó y brilló como si hubiera 100.000 personas jaleando su juego y coreando su nombre. Una jornada más dejó en el césped asistencias, un gol y jugadas imposibles. Como los magos, Messi hace desaparecer el balón de los ojos de sus rivales y convierte en normal lo que para el resto del mundo es excepcional. Como me dijo el amigo Ernest Folch, Messi no juega para el público. Messi juega para la historia
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