Valencia albergó esta semana el primer test oficial a nivel nacional tras el confinamiento con la F4 española
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Poco a poco llega la esperada ‘nueva normalidad’, y con ella los rugidos de los motores van acabando con el silencio que tanto ha atormentado en los últimos meses a los circuitos del país. En las pasadas semanas, algunos trazados como el de Valencia y Barcelona-Catalunya abrieron sus puertas para test privados de los pilotos mundialistas de motociclismo, y esta semana, en el trazado de Cheste se puso la primera piedra para volver a construir la vida que conocíamos anteriormente, albergando varias jornadas del primer test oficial de una competición automovilística en toda España de la mano de la F4 española.
Allí, muchos de los ojos estaban puestos en un chico que está destinado a hacer grandes cosas en la pistas de todo el mundo. Se trata de Javier Sagrera (12/01/2004), vecino de Torroella de Montgrí (Girona), que este año afronta su primera temporada en la Fórmula 4 española a sus tan solo 16 años, despertando una gran expectación por las cualidades que promete. No lo decimos nosotros, lo hacen grandes nombres del automovilismo como son Marc Gené, Jordi Gené, Miguel Molina, Mariano Molina, o el prestigioso ingeniero Chus Sánchez, sus grandes valedores. Y cuando personalidades de esta talla apoyan a una joven estrella, no hace falta mucho más para dar crédito a una perla de futuro.
En las últimas semanas de confinamiento, Sagrera descolgó el teléfono a MD para hablar de un año crucial, aquel en el que pasará a los monoplazas desde los karts, donde brilló tanto a nivel nacional como internacional desde 2015. Rápidamente, al escuchar sus objetivos, metas y sueños, la impresión que daba no es la de hablar con un niño. Impresiona una madurez impropia de su edad que tanto destacan en su equipo y que remarca Marc Gené.
“Su palmarés lo avala, ha ganado carreras y ha conseguido resultados excepcionalmente buenos, pero también es su personalidad, el hecho de que sea muy trabajador, constante, muy disciplinado que realmente le apasiona lo que hace, y luego por cómo se dedica en cuerpo y alma en este deporte. No tengo ninguna duda de que vale la pena apostar por un piloto que tiene este currículum pero sobre todo esta pasión y esta actitud frente a las carreras y la vida en general”, asegura el ex piloto de F1.
Clave es la confianza que le aporta el MOL Racing, equipo de Miguel Molina y de su padre Mariano, que cuenta con más de 30 años de experiencia en el automovilismo. En él, Javier ha encontrado su segunda familia y un entorno perfecto, y es que junto a ellos ha crecido desde que decidió competir cuando tenía 10 años.
Piloto con alma de delantero
Todo surgió a raíz de la pasión del padre de Javier, que había corrido en rallies y que pudo inculcar a su hijo llevándolo a los 3 años a probar un kart de alquiler. Desde entonces, Sagrera quiso repetir aquella sensación semana tras semana aunque prefirió decantarse inicialmente por el fútbol. Pero a aquel joven delantero, le pudo la velocidad de los karts y con ellos avanzó a ritmo de récord.