Barça: cumplir con lo controlable
El Barça no puede hacer mucho con los errores arbitrales que favorecen al Real Madrid, salvo hacer que esta medianoche la culerada brinde con cava y coca por una actuación convincente que contradiga que está en la línea anodina de Valverde y demuestre que va a pelear contra el VAR hasta el final. No debe faltar tampoco, entre petardo y petardo, un trago a la salud de Messi por sus 33 primaveras, un chaval. Eso va por los jugadores intocables que sostienen el equipo a ratos pero no les llega para ganar partidos importantes y por Quique Setién, cuyos principios cruyffistas empiezan a rechinar en la sala de prensa porque se olvidan cuando hay que agitar los orgullos y el palmarés en el campo.
LAS DECISIONES INTERPRETABLES SE acatan porque las decide un árbitro, pero no son oro de ley. Son decisiones que a veces encubren errores que pueden ser corregidos o secundados, y ahí está la cuestión, por el corporativismo que suele regir en el VOR, el cuarto oscuro donde actúa el VAR. La debilidad de Estrada Fernández fue no atreverse a expulsar a Casemiro en el minuto 20 por agredir con un codazo flagrante a Mikel Merino. Los árbitros suelen aplicar un reglamento tolerante con el juego sucio en los minutos de tanteo, como demostró Sánchez Martínez con su condescendencia con Casemiro ante el Valencia. Las cuatro jugadas interpretables en Anoeta del árbitro catalán se decantaron en el mismo lado.
AL BARÇA LE PENALIZA SU CORTA plantilla en esta miniliga que funde el físico de los equipos. Eso es un atenuante, pero no una justificación. La gestión del mediocampo esta noche, con De Jong y Sergi Roberto KO, no es fácil teniendo en cuenta que Busi y Arturo Vidal, apercibidos, podrían perderse el partido del sábado en Balaídos. Si Setién es coherente con sus mandamientos y cree que el control del partido es el primer argumento ante el Athletic, no hay más candidato que el olvidado Arthur. El interés por ganar la Liga debe pasar muy por encima del interés de la Juventus y un acuerdo relámpago
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