En modo trituradora
El Barça hace tiempo que está en modo trituradora. Casi nadie lo defiende. No importa su imagen global ni el mal que se puede hacer a la institución si se ganan las luchas tribales gordas y las más menores. La mayoría de la gente acepta el pim pam pum como un ruido habitual en los últimos tiempos en los que solo se señala a un culpable y se tapan así grandes carencias que ha sufrido el club. Así es posible que el entrenador Setién demande al Barça y haya quien le dé la razón después de ser el hombre que se sentó en el banquillo en el 2-8. Mientras sirva para endosarle al FC Barcelona todo vale. Nadie cuestiona, sin embargo, que el City se lleve a otro canterano del Barça o que después de lo de Hazard ahora se haya sabido que James se fue gratis cuando el Madrid vendió que se había ido al Everton por 25 millones. ¡Vaya!
SETIÉN FUE INCAPAZ de dirigir al equipo y de imponerse al vestuario. Llegó con todas las alabanzas del cruyffismo por su talante afín y se fue con el peor resultado de la historia blaugrana en los últimos tiempos. Nadie lloró su destitución y el club se puso a negociar con su agente la rescisión, lo que llevó un tiempo, sin que se pusieran de acuerdo. Tras ello se pasó el tema al servicio jurídico y esta semana se le comunicó oficialmente el despido sin liquidación, porque el Barça entiende que es procedente. El lapso de tiempo no ha sido una falta de respeto por parte del club al técnico. Lo que se ha hecho es conversar con su agente y preparar el despido.
PERO EL RELATO CONTINÚA y todo se ha volcado para conseguir la dimisión de Bartomeu antes de la validación de las firmas. El presidente no tiene previsto plantearse irse hasta que el proceso de validación haya concluido. Y eso tiene su lógica aunque el club hoy, más que nunca, viva instalado en modo trituradora y se pueda acabar imponiendo que se vote que se marche alguien que se marcha seguro. ¡Vaya! Ahora hay un importante proceso para validar y hay que ajustarse a eso, aunque mucha gente tenga mucha prisa
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