El realismo mágico de Koeman
uando Ronald Koeman manifestó a finales de enero en conferencia de prensa, con la sinceridad que le caracteriza, que el Barça actual no estaba para ganar muchas cosas y que había que ser realistas, hubo quién interpretó tales palabras como que el técnico se estaba curando en salud. Algún comentarista fue más lejos y dejó en el aire la frase de que el técnico holandés reservaría a los ‘buenos’ para la Copa porque la Liga ya la daba por perdida. El mensaje de Koeman parece que impactó más a los que tenía que impresionar o para los que verdaderamente iba el mensaje. Los jugadores han entendido a la perfección la palabra del técnico, y están demostrando que a falta de ambición no les va a ganar nadie. Hacía tiempo que la afición barcelonista no asistía a tantas remontadas ni a saltar de alegría con esos goles definitivos en los últimos minutos. Eso que en Madrid bautizaron como la épica de un equipo que no se rendía nunca. El Barça de Koeman se ha encontrado en ese camino. Los árbitros no regalan nada. Las lesiones no perdonan al vestuario y los rivales están para lo que están. Koeman ha conseguido que no haya titulares que salgan enfadados del campo ni suplentes cabreados, que cuando son requeridos para saltar al campo lo hacen con todas las ganas del mundo, dispuestos a luchar hasta el final. Incluso el número uno del fútbol mundial acepta el banquillo y entra al terreno de juego como el novato que está teniendo una oportunidad. Ese es el Barça de hoy, que puede que no está para ganar grandes cosas, pero sí para mantener la esperanza de la afición. Es el realismo mágico de Koeman
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