Mundo Deportivo (At. Madrid)

Kluivert regaló tablets para que enfermos terminales se despidiera­n de sus familias

- El matrimonio ha sufragado también una delicada operación dirigida por el doctor Gilete

Patrick Kluivert quiere que todo el mundo sepa que en Barcelona, en la Centro Médico Teknon, opera el doctor V. Gilete de la inestabili­dad entre el cráneo y las primeras vértebras cervicales, pacientes diagnostic­ados muchas veces de fatiga crónica, pacientes que pierden el control de su cuerpo. ‘Ei, es muy bueno”, dice entusiasma­do después de recibir la noticia que esperaba desde hace semanas: que la operación de Marina ha sido un éxito.

Déjenme que les ponga en situación. Patrick regresó a Barcelona en el 2019 para firmar como director del fútbol formativo del FC Barcelona. Nadie mejor que él conoce qué jugadores de La Masía llegarán al primer equipo. Lo sabe todo. No sólo lo que pasa en el campo, también cómo son sus estructura­s familiares, sus caracteres, personalid­ades. Con Pat llegó Rossana, su esposa, que había superado un linfoma. En una revisión en la clínica le detectaron un nuevo cáncer, esta vez de mama e inicio el tratamient­o: operación, quimiotera­pia, radioterap­ia... siempre con una sonrisa, siempre ayudando a los demás, siempre optimista. Kluivert acompañaba a su esposa y veía el talante de médicos y enfermeras, todos pendientes de cada persona, y empezó a ayudar con pequeñas cosas. Hasta que en pandemia, Sonia Donaire, una especial de ángel de la guarda, le dijo que se estaban muriendo pacientes que no podían despedirse de sus familiares porque no tenían como hacerlo. Kluivert se presentó al día siguiente en la clínica con 16 tablets y móviles, no se dejó ni los cargadores. Sirvieron para que al menos esos enfermos terminales aislados de los suyos por la Covid pudieran decirles adiós...

Volvamos a Marina Davinia van der Kruijs. Ella es holandesa, 40 años, madre de tres niños. Sabía que un médico español operaba esta terrible dolencia que le impedía coger en brazos a sus hijos. Se puso en contacto a través de las redes con Rossana y juntas iniciaron una campaña para recaudar fondos porque la operación es cara. No fue suficiente, pero ahí estaban los Kluivert para obrar el milagro y junto a ellos el doctor Gilete, los anestesist­as, el personal de la clínica... nadie quería fallar.

“Ei, amiga, aquí hay gente muy buena”, insiste Pat. Y quiere que se sepa, no por él, por la gente que trabaja cada día para cuidarnos, por los médicos, enfermeras, personal sanitario, de administra­ción, las cocineras, el personal de limpieza... todos los que durante este periodo de pandemia por Covid-19 han ocupado las portadas y se han llevado merecidame­nte los aplausos pero que siempre están ahí.

Marina llegó a Barcelona y dio positivo en la prueba de Covid. Durante diez días estuvo alojada en un hotel. Patrick le compraba comida en el ‘Veritas’ de al lado de casa para que no le faltara de nada. Después hizo de traductor y de chófer, de amigo y confidente.

Patrick y su hijo Shane - un crack del fútbol- han vivido de cerca la crueldad de una enfermedad que no avisa, llega, se instala y tienes que ponerte en manos de los médicos y esperar. Kluivert es uno de los grandes goleadores y por encima de todo, es generoso: no quería que pasara más tiempo sin que se supieramos “que aquí, amiga, hay gente muy buena”

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