Mundo Deportivo (At. Madrid)

MIR, AMBICIOSO

- Elvira González

LAS CLAVES CUATRO AÑOS 1. Desde el GP de Catalunya en 2017 Maverick no había vuelto a liderar el Mundial de MotoGP

2. Parecía perdido durante el GP y sacó al final el genio, aunque perdió el podio

Maverick Viñales corre el riesgo de convertirs­e en la eterna promesa de MotoGP. Está a sus 26 años en su séptima campaña en MotoGP y quinta en el equipo Yamaha Factory y no ha pasado de ser dos veces tercero del campeonato, en 2017 y 2019,,y había entrado en una dinámica muy negativa pasto del desánimo, especialme­nte en ese 2020 sin Marc Márquez. Pero este 2021 ha agarrado definitiva­mente el timón de su carrera y de su vida. A nivel personal no le pueden ir mejor las cosas, ha encontrado la que denomina “la mujer de mi vida”, será papá en los próximos meses de una niña, Nina, y entra en una madurez y estabilida­d por lo que ya no hay más excusas para que no se concentre y dispute el título mundial hasta el final. Yamaha confía ciegamente en él, todo a su alrededor está conjurado a su favor y tiene dos citas por delante en Losail para marcar territorio. Hacía casi cuatro años que no lideraba el mundial, por última vez en GP Catalunya 2017.

Y empieza la campaña 2021 a lo grande, firmando una de sus victorias más celebradas por Yamaha, su novena en categoría reina, después de hacer frente a las poderosas Ducati que llegaron a formar un potente cuarteto en cabeza antes de que el líder de Yamaha tomara la iniciativa y sacara ese ritmo que tenía en el bolsillo para dejarlas atrás. Zarco y Bagnaia le acompañaro­n en el podio del Gran Premio de Qatar después de fulminar en la recta de meta al vigente campeón Joan Mir que de nuevo echó mano de la épica en forma de remontada desde la décima plaza en parrilla y se quedó sin premio cuando tenía la segunda plaza.

Los pilotos se enfrentaba­n a lo desconocid­o este domingo en Losail a una temperatur­a más baja de lo habitual estos días -solo 20º de ambiente, 24ºc de asfalto y humedad cada vez más alta–, rachas de viento en contra en la recta y lateral en la parte rápida del circuito y fuera de la trayectori­a un auténtico papel de lija para los neumáticos. A la carrera le faltaban los dos grandes animadores de los dos últimos años, el cerebral Andrea Dovizioso leyendo perfectame­nte la estrategia de conservaci­ón y sacándose del bolsillo el extra guardado para el final de carrera y Marc Márquez peleándole infructuos­amente la victoria con una maniobra en la última curva.

Y en su ausencia otros tenían que llevar el protagonis­mo y trató de ser ese hombre Pecco Bagnaia, pero aún no es el nuevo Dovi de Borgo Panigale a pesar de ser tercero. Ni mucho menos Miller que acabó diluido en la novena plaza. Zarco fue la primera de las Ducati, segundo, porque la ambición pudo a la razón del campeón vigente, un espléndido Joan Mir reaparecid­o en combate desde esa décima plaza en parrilla que frustró su opción a la victoria.

Las Ducati fulminaron a las Yamaha

en la salida como estaba previsto, pero Quartararo y Viñales habían pactado en el test hacer labor de equipo al inicio para progresar juntos sin molestarse y cumplieron. ‘Mack’ pudo gestionar mejor y conservó las gomas para cuando las necesitó para invocar el ataque a mitad de carrera. Y a falta de ocho giros se puso en cabeza y con pista libre ya se sabe que Maverick es de los pilotos más fiables y en cuanto se alejó del radar de Ducati ya no pudieron con él.

Y por detrás venía otro fijo en las remontadas, el campeón Mir que a tres del final ya estaba en posición de podio, tercero, y lo tenía prácticame­nte en propiedad. Pero quiso más, no se espera otra cosa del campeón, y a dos curvas del final de carrera pasó a Zarco, se fue largo en la última curva y en la recta de meta lo fusilaron las dos Ducati de Zarco y Bagnaia

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