Aymar Navarro, el bombero del freeride
se los calzó a los tres años y estuvo hasta los 17 practicando esquí alpino, hasta que se cansó, hasta que vio que lo que hacía no le divertía. “El último año no me encontraba motivado. No me despertaba con ganas de ir a esquiar. Se me hacía pesado y perdí la motivación, hasta que decidí dejar el esquí alpino porque no quería perder el amor por la montaña y aburrir el esquí”, explica. Por fortuna, al año de dejar de competir en esquí alpino ya se juntó con otros esquiadores del Valle de Arán que hacían freeride, entendiendo como tal el esquí que se realiza fuera de las pistas marcadas, por pendientes vírgenes, donde el contacto con la naturaleza es más puro, pero también más peligroso. Sus primeras incursiones no fueron fáciles, ya que como cualquier deporte requiere del material adecuado y él calzaba los mismos esquís que utilizaba en las pistas de esquí, del todo carentes de la flotabilidad y maniobrabilidad necesarias, hasta que alquiló unos esquís y ya cambió de todo, y hoy compite con unos esquís Atomic Backland 117, ligeros, de suave manejo y una gran flotabilidad.
Desde entonces su carrera no dejó de progresar. Fue el primer español que entró en el circuito del FWT. Ha tenido actuaciones memorables. También graves accidentes, y a sus 31 años ha alcanzado una gran madurez, en un estilo de esquí que también ha evolucionado hacia el freestyle, los saltos y acrobacias, pero él, más de freeride, de velocidad y bajar por cualquier lugar, ha tenido que ir aprendiendo. Para ello, tiene la suerte de tener un trabajo que no deja de ser su otra gran pasión, que le permite entrenar y acudir a las competiciones, ya que Aymar trabaja de bombero en Pompiers Emergències y en el grupo de rescate de montaña GRM Val d’Aran, y cuando no está ni compitiendo ni trabajando por la seguridad del resto de personas también está esquiando. Inventando proyectos con los que busca nuevos retos, como el The Check Project by Ford, que le lleva a afrontar descensos en esquí inéditos, valiéndose de técnicas de alpinismo para las ascensiones. Unos retos que dejan unos vídeos y unas imágenes espectaculares, que enamoran y causan admiración en las personas amantes de la naturaleza y del riesgo, del riesgo controlado.
Y lo mejor es que los éxitos de Aymar crean escuela. El alumno más aventajado es Abel Moga. Tiene 19 años, esquía desde los 4 y tras los buenos resultados de este año en el Freeride World Qualifier (FWQ), la próxima temporada competirá ya en el FWT junto a Aymar. Y, como él, también es de un valle de Arán que se ha convertido en la mejor fábrica del freeride nacional
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