Así llegó el City a Estambul
N El cuadro de Guardiola ha estado intratable durante todos estos meses en Europa, sin haber encajado ni una sola derrota hasta la final
Coldplay acompañaba de fondo a Guardiola cada noche importante en el Camp Nou y ahora la música de Oasis es la que se escucha en el Etihad. Dos grupos que se asocian a los éxitos que ha tenido el catalán durante su carrera, cerca de poner el lazo ahora a la Champions. El camino hasta llegar a la final ha sido inmaculado, intratable todo este tiempo: registra 11 triunfos, 1 empate y ni una sola derrota.
El mal recuerdo de Lisboa obligaba a iniciar con buen pie esta temporada. Y el City cuajó una fase de grupos redonda. O casi. Solo se dejó dos puntos en el estadio del Porto en un partido en el que no se jugaba mucho. Con el 0-0 firmó su presencia en la siguiente ronda.
Ante el Borussia Mönchengladbach fue un paseo. La eliminatoria en Budapest sirvió para refrendar la enorme diferencia entre el equipo de Rose y el de Guardiola: 0-2 en la ida y 2-0 en la vuelta. El City fue un hueso.
Esperaba después el Dortmund, reducido por defecto a Haaland. Y el ariete acabó por pasar de puntillas frente a un City al que nunca llegó a toser. Su enorme potencial se resumió en un pase a Reus, que puso suspense a la segunda parte en Alemania. Esa noche confirmó la fuerza mental del vestuario inglés, que supo sobreponerse a las situaciones más adversas. No perdió la calma y remontó el tanto inicial de Bellingham.
El nombre de Pep invita a muchas cosas, autor de un equipo irrepetible. Ganar al PSG fue mucho más que ganar a uno de los principales candidatos a gobernar en Europa: “Hay que poner en valor todo esto. Quizá llegar a esta final da sentido al trabajo que se ha hecho desde 2016”, opinó el propio entrenador al acabar un partido que dejó una sensación de alivio. De haberse quitado un peso de encima.
Se ha puesto el mono de trabajo en cada eliminatoria hasta alcanzar y superar al PSG, otro ejemplo para entender mejor su metamorfosis. Guardiola ha logrado juntar a un equipo con muchos matices y con pocas dudas, ni siquiera cuando Neymar quiso ponerse rebelde. El tiempo ha hecho que el City haya aprendido a convivir con las cicatrices emocionales de estos años y está mucho más hecho, dispuesto a coronarse en Estambul.
Coquetea el de Santpedor con la tercera Champions en su currículo, con Roma y Wembley en el recuerdo. Dos finales sensacionales contra el Manchester United que coronaron su obra en el Barça de Messi, Xavi e Iniesta. Ahora sujeto a su propia exigencia, quiere firmar un triunfo que inmortalice su figura y su trabajo en Manchester. A pesar de que no tiene nada que demostrar a estas alturas de la vida, va detrás de la copa más bonita con la ilusión de aquel entrenador que tomó las riendas de un equipo por primera vez en 2007. Y no parece haber otro candidato con la voracidad de un City al que no le importa medirse al Chelsea o al Real Madrid. El último peaje antes de la eternidad
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