Mundo Deportivo (At. Madrid)

La Cartuja fue una fiesta

➔ La afición llenó el estadio y apoyó sin desmayo a la selección

- Jordi Santamaría

➔ La fiesta se hizo esperar, tal y como había advertido Luis Enrique, que de esto sabe un rato, pero al final la hubo, ¡vaya si la hubo! Y por todo lo alto. Cuando las fuerzas ya flaqueaban, una gran arrancada de Gavi -el jugador más ovacionado de la noche-, un fenomenal trallazo de Dani Olmo y la sangre fría de Morata para recoger el rechace del poste y marcar con una suave picadita hicieron estallar de júbilo a los más de 50.000 aficionado­s presentes en La Cartuja, donde Luis Enrique y sus muchachos acabaron dando la vuelta de honor entre los vítores y los cánticos de una afición entregada que los apoyó sin desmayo y al final recibió la clasificac­ión para un nuevo Mundial.

La Cartuja prácticame­nte se llenó y los aficionado­s, tal y como había reclamado Luis Enrique, no pararon de animar desde el pitido inicial, aunque muchos no pudieron acceder al recinto casi hasta el descanso, pues las colas para poder entrar se prolongaro­n aproximada­mente hasta las nueve y cuarto de la noche, con media hora de partido ya disputada.

El estadio de La Cartuja es una ‘ratonera’ para los aficionado­s que acceden y la enorme distancia existente entre la grada y el terreno de juego, un alivio para los equipos rivales, que juegan aquí mucho más cómodos que en los vecinos Benito Villamarín o el Sánchez-Pizjuán, donde los aficionado­s ya vivieron clasificac­iones históricas del equipo nacional, como el memorable 12-1 (cuatro de Santillana y Rincón, dos de Maceda, uno de Sarabia y otro de Señor) a Malta de diciembre de 1983, la sufrida remontada ante Islandia (2-1, Gordillo y Rincón) de 1985 para poder acudir al Mundial de México 86 o el épico triunfo con uno menos (1-0, Fernando Hierro) ante la Dinamarca vigente campeona de Europa entonces para no perderse la cita de Estados Unidos-94.

En esta ocasión, gracias a la inesperada derrota de Suecia en Georgia el jueves, y al triunfo español en Atenas, bastaba con el empate para asegurar la clasificac­ión directa, lo que restó dramatismo a la cita para una selección que jamás ha perdido en casa un partido de clasificac­ión mundialist­a, que no se pierde un Mundial desde 1974 y que desde hace años se clasifica con enorme solvencia y sin necesidad de ‘milagros’.

La afición sevillana hizo su trabajo y no paró de animar con todo tipo de cánticos, incluso haciendo la ola, pese a que el buen juego brilló por su ausencia. Era una noche para sufrir juntos, equipo y afición, y para celebrarlo luego por todo lo alto, con Luis Enrique como maestro de ceremonias guiando a sus futbolista­s en la vuelta al ruedo triunfal que tuvo lugar tras el partido a los sones del ‘¡Viva España!’ de Manolo Escobar ●

Luis Enrique y sus jugadores dieron la ‘vuelta al ruedo’ al son de ‘Viva España’

Sevilla volvió a ser talismán para la Roja en la clasificac­ión para un Mundial

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FOTO: J.A. SIRVENT Los jugadores españoles aplauden a los aficionado­s mientras dan la vuelta de honor al campo tras haber logrado la clasificac­ión

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