Esta es la realidad

Tras la primera derrota de Xavi como entrenador, hubo comité de crisis en la zona noble del Camp Nou. Una vez atendidos los compromisos sociales post partido, Laporta y Yuste regresaron a sus butacas del palco a reflexionar con el Camp Nou totalmente vacío de testigo. Serios y cariacontecidos intentaban buscar una explicación a la nueva decepción del equipo culé.

Este Barça necesita paciencia. La necesitan los jugadores en el campo, tal y como se volvió a ver frente al Betis. Los futbolistas se inquietan cuando el gol no llega, crecen los nervios, se toman decisiones equivocadas y saltan las chispas. Y se conceden goles inadmisibles, como calificó Xavi al despiste que terminó en el gol de Juanmi. De una ocasión, al gol de la derrota.

Marcar gol es la gran asignatura pendiente de este equipo que genera momentos de buen fútbol pero que quedan estériles por una clamorosa falta de liderazgo, contundencia y acierto en la faceta ofensiva. Memphis no es un killer. Coutinho, cada vez que es titular, le da la razón a los predecesores de Xavi que le sentaron en el banquillo. Poner todas las fichas en la delicada casilla de Dembélé es una apuesta arriesgada. Y con Ansu, Pedri, Agüero y Braithwaite

en la enfermería, la solución se antoja difícil. El otro gran agujero está al fondo a la derecha. Mingueza frente al Espanyol, Eric Garcia en Villarreal o Dest contra el Betis han dado buena muestra de las dificultades que tienen en esa demarcación. Si Xavi no logra ponerle solución, Dani Alves llegará para Reyes envuelto en un lazo como el mejor regalo.

En la inmensidad del Camp Nou vacío Laporta y compañía debían pensar en la realidad más inmediata: visitar a su némesis en el Allianz Arena, donde quizá el Barça escuche el himno de la Champions por última vez en un tiempo