Coutinho, 22.15 h, game over
Así fueron las últimas horas hasta el No final al Liverpool
El verano del Barça ha dado para una novela. Pueden escoger el género. Va del suspense al drama, pasando por algún episodio tragicómico hasta la literatura de lo absurdo. Cada caso, el de Neymar ,elde Verratti , el de Munir ,elde Dembélé ,elde Denis ,el de Seri ,elde Mbappé oelde Di María podría tener un capítulo. Me quedo, por ahora, con el de Philippe Coutinho, porque marcó la agenda de todo el mes de agosto, desde el adiós muy buenas de Neymar hasta la misma noche del viernes 1 de septiembre, el día del cierre del mercado.
De buenas a primeras, el nuevo manager de fútbol, Pep Segura, admitió ante las cámaras que las dos prioridades para suplir a Neymar eran Coutinho y Dembélé y que creía que vendrían los dos. Sea por sinceridad, por ingenuidad o por convencimiento, esa fue su respuesta que, en su momento, ilusionó a los socios, dio confianza al entorno y hizo que los clubes vendedores se frotasen las manos.
Hoy, esa frase de Segura, se ha convertido en un boomerang transformada en arma arrojadiza. Pusieron el caramelo en la boca de los barcelonistas y, cuando se habían ilusionado, se resquebrajó el fichaje deseado. Robert Fernández, a cuatro días del cierre del mercado, en la presentación de Dembélé, todavía insistió en insuflar confianza. Dijo aquello que “mi intención es que llegue uno más. Si es posible, dos”. Pues se quedó en mero deseo. Ni Di María ni Coutinho. A pesar de los 160 millones que el Barça estaba dispuesto a invertir por el 11 de Brasil, entre fijo y variable, el Liverpool hizo oídos sordos, durante todo un mes, a las llamadas, a la petición de negociar y las ofertas que llegaban desde el Camp Nou. Un muro. Y, por primera vez, a diferencia de lo que hizo cuando Mascherano o Suárez pidieron fichar por el Barça, en Anfield pasaron olímpicamente del “transfer request” requerido por el propio jugador.
El brasileño, forzando la máquina para cumplir su sueño de jugar con el Barça, con quien ya tenía las condiciones acordadas por cinco años, exageró sus dolencias en la espalda como rebeldía para no jugar más en Inglaterra. Ni por esas. El Liverpool estuvo cerrado en banda incluso, cuando el jueves 31, día del cierre del mercado en la Premier, el presidente Bartomeu intentó hablar de nuevo con Peter Moore. El CEO del Liverpool, sin embargo, no estaba por la labor.
La cuenta atrás del día 1
Ernesto Valverde, a pesar de los seis puntos en las dos primeras jornadas de Liga, intuye que con Paulinho y Dembélé el equipo se parecerá más a lo que quiere pero todavía le falta algo y así lo expresa en rueda de prensa. Pero ni André Gomes acepta ser pieza de intercambio por Di María en el PSG, ni el Liverpool accede a negociar hasta que sabe que el Barça está con la soga al cuello: la última tarde del último día. El viernes, durante toda la tarde, el despacho de Óscar Grau, el CEO del Barça, es el centro de operaciones. Ahí, en el primer piso de las oficinas de la Siberia, con vistas al Miniestadi, en el que en su día fuera el despacho de Laporta, justo encima del gran escudo del Barça donde los recién fichados se hacen la primera foto con el dedo pulgar levantado, están reunidos casi todos. Bartomeu (que a última hora marchará por un compromiso), Jordi Mestre como vicepresidente deportivo (que llega algo más tarde), el propio Óscar Grau, Albert Soler director de deportes profesionales, Pep Segura manager de fútbol, Robert Fernández secretario técnico del primer equipo, Raúl Sanllehí, director de fútbol, André Cury , el representante del Barça en Brasil, y Román Gómez-Ponti jefe de los servicios jurídicos. Durante la tarde, parece que el Liverpool sí va a acceder a negociar. La oferta del Barça ha llegado y se cuece algo. El desasosiego de los últimos días arroja, por fin, un halo de esperanza. La llamada definitiva se produce pasadas las diez de la noche hora española. Con el manos libres puesto, Raúl Sanllehí, el más experto de los negociadores y con mejor nivel de inglés en la sala, habla con Kia Joorabchian. El iraní, que es el agente y representante de Coutinho, a su vez tiene en otro teléfono a los interlocutores del Liverpool. La conversación es a tres bandas, con Kia como distribuidor de la negociación, para aquí y para allá. Cuando Joorabchian suelta que el Liverpool quiere doscientos millones de euros por el traspaso del jugador ya no hay más que hablar. Ni ahora ni en diciembre, una puerta abierta que quiere dejar abierta el agente del jugador para el mercado invernal, consciente del enorme disgusto de su representado. El Barça puso la línea roja en 160 millones, el Liverpool dio un solo precio a falta de dos horas del cierre del mercado. Pidió 200. ‘Game over’. Negociación imposible. Final del capítulo a las 22.15 h. El Barça, tras ver que el PSG le pide 80 por Di María, da por cerradas las incorporaciones de verano.
Pero como en este Club siempre hay una nota a pie de página, sale el Liverpool para decir que ellos nunca pidieron 200 por Coutinho, como contó Albert Soler en rueda de prensa. No pidieron 200 porque sostienen que el jugador nunca estuvo en venta. Hay testigos, sin embargo, para rebatir esta afirmación. Hasta ocho personas, alrededor de la mesa del despacho de Grau, con el Miniestadi ya a oscuras, escucharon a Kia contando que el Liverpool podía acceder al traspaso por esos 200 millones. Palabra de intermediario
El Liverpool hizo su petición de 200 ‘kilos’ al agente de Coutinho y este la pasó al Barça