Sólo evidencias
Un simple repaso a sólo algunas certidumbres de la gestión explica por qué la incertidumbre se ha apoderado de gran parte del universo barcelonista
No hablemos de suposiciones. Veamos evidencias. El grueso de esta junta directiva, desde 2010 hasta la fecha, ha tenido tres directores generales distintos: Antoni, Rossich,
Nacho Mestre y Óscar Grau. Y a todo esto, desde hace casi un año - tras la precipitada salida de Susana Monje no existe en el consejo directivo la figura de vicepresidente económico. Un puesto clave para un club que pretende, más pronto que tarde, facturar 1.000 millones de euros.
En cuanto a la comunicación -talón de Aquiles de este proyectohan ido desfilando Pere Jansá, Ketty Calatayud, Xavi Martín, Albert Montagut,
Albert Roura y, actualmente, Toni Ruiz y José Manuel Lázaro
comparten la responsabilidad. Prácticamente, una cabeza de turco por año y un cargo imposible de gestionar cuando el mensaje de la cúpula del FC Barcelona difiere de la verdad. Cualquiera en su lugar, por muy competente que sea, hubiera estado condenado al fracaso.
Por ejemplo. ¿Cómo gestionar desde Comunicación que el presidente diga que Messi (que es Leo Messi yno Jorge Messi) ha firmado cuando la verdad es que el futbolista no ha sellado ese acuerdo ni todavía tiene fecha para ‘protocolarizar’ su situación? ¿Cómo apagar el fuego de Neymar si el vicepresidente deportivo, casi riéndose de quien le pregunta, dice que Neymar se queda en el Barcelona al 200% y el brasileño acto seguido, como sospechaba medio mundo, se acaba marchando al PSG?
Vamos a otra cosa. Área deportiva. En el mismo periodo, tres organigramas distintos con sus correspondientes apoderados. Andoni
Zubizarreta, sustituido tras su cese en Anoeta por una muy indicativa comisión técnica en la que ya entraron directivos intervencionistas; luego llegó Robert Fernández y en pleno mercado 2017-18 se supo que tenía un superior, Pep Segura. ¿Cómo puede haber solidez global en el proyecto con tanto cambio en los despachos de máxima reponsabilidad y en el diseño deportivo?
Señaladas certidumbres como las apuntadas, lo extraño es que no hubiese mas que incertidumbre en el barcelonismo. Tiene que haberla. Este verano hemos escuchado a futbolistas reclamar que club y vestuario deben caminar en la misma dirección. Una reivindicación que sólo puede entenderse si desde el camerino se envía un ya inevitable mensaje que denuncia más distancia que proximidad