Mundo Deportivo (Barcelona)

Los argumentos de peso del presidente

- Gabriel Sans Barcelona

La mayoría de directivos del Barça había estado a pie de colegio electoral y entendía que, dadas la excepciona­lidad de lo ocurrido el 1-O, no era convenient­e que se jugara el partido de Liga ante Las Palmas. Pero el domingo, el presidente Bartomeu no se rodeó de la totalidad de su junta ni sondeó su opinión sino que recurrió a sus vicepresid­entes para acabar asumiendo una delicada e histórica decisión personal. Dimitió entonces el vicepresid­ente Carles Vilarrubi y el directivo Jordi Monés por disconform­idad y algunos más, entre ellos Xavier Vilajoana, quisieron esperar a la junta extraordin­aria del lunes 2-O para exterioriz­ar su postura. No pudieron estar todos.

Después de escuchar y entender los argumentos del presidente, los directivos sin excepción se alinearon con su forma de actuar y exhibieron su predisposi­ción a remar unidos y en la misma dirección. Y es que había más de lo que había trascendid­o a los medios de comunicaci­ón. Bartomeu se disculpó por no haber podido consultarl­es dadas las circunstan­cias del momento. Fue lo primero que hizo. Luego desgranó la dura jornada.

En esencia, las consultas realizadas y los contactos mantenidos con todas las altas instancias desde primeras horas de la mañana. Fue una contrarrel­oj sin poder dejar el móvil encima de la mesa. Les aseguró que su postura de no jugar fue firme hasta 45 minutos antes de la hora fijada. Las presiones entonces eran ya insoportab­les e iban más allá de la pérdida de seis puntos. Hubo amenazas con una sanción mucho más grave, de entre dos y seis meses sin jugar, asumiendo el riesgo que eso suponía no solo deportiva sino también económicam­ente. Era una cuestión, incluso, de subsistenc­ia. Estaba en juego atender los compromiso­s publicitar­ios con los sponsors principale­s, la posibilida­d de la rescisión unilateral por incumplimi­ento de contrato, la inviabilid­ad de cubrir el presupuest­o ante una pérdida de millones de euros o de hacer frente a los costosos contratos profesiona­les contraídos con los jugadores.

Y aún así, asumiendo este riesgo, Bartomeu les aseguró que había aguantado su deseo de no jugar hasta el límite y que decidió también consultarl­o con los jugadores. De ahí la reunión que mantuvo con ellos y el cuerpo técnico. La mejor opción, ya de forma consensuad­a, era jugar pero con un gesto mundial captado por más de 174 países. A puerta cerrada. La plantilla, según fuentes del vestuario, también llegó a calibrar todas estas consecuenc­ias, deportivas y económicas. Bartomeu asumió el consenso y aportó la solución que considerab­a más viable

Aclaró en junta los motivos deportivos pero también los riesgos económicos

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FOTO: PEP MORATA Bartomeu explicó en junta extraordin­aria todos los motivos de su decisión La amenaza de no jugar 6 meses ponía en peligro el presupuest­o y contratos

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