“ME PAREZCO A MESSI EN LA ALTURA Y EN LOS CINCO BALONES DE ORO”
MARTA: “Me parezco a Messi en la altura, en los cinco balones de oro y en no haber ganado nunca un Mundial”
Ser brasileño y estar considerado el mejor jugador del mundo es una combinación tan lógica como normal en la historia del futbol, donde estrellas como Pelé, Romario, Ronaldo o Ronaldinho han conseguido vulnerar cualquiera de las leyes de la gravedad que rigen este deporte. Pero la combinación de ser brasileña y ser considerada la mejor futbolista del planeta no es precisamente una ecuación que dé un resultado tan rotundo como en el caso masculino. De hecho, desde el 2001 -año en que se implantó la entrega del Balón de Oro femenino- , solo una jugadora brasileña ha conquistado este trofeo. Se llama Marta Vieira da Silva. La actual jugadora del Orlando Pride no sólo colecciona seis galardones consecutivos (del 2006 al 2010), sino que además está considerada la mejor jugadora de todos los tiempos. Marta nació en
1986 y ya de muy pequeña empezó a mostrar unas dotes futbolísticas que rozaban la magia. Muy pocas niñas de su edad –por no decir ninguna- se atrevía a cruzar las calles con un balón “atado” a sus pies. A las niñas de su edad no les gustaba el fútbol. Y si les gustaba jugar al fútbol, sus padres, sus profesores e incluso las reglas establecidas se lo quitaban de la cabeza. En Brasil, país de locura futbolística por excelencia, no sólo no había tradición balompédica entre las mujeres, sino que durante casi 40 años (entre 1941 y 1979) ellas tenían prohibido jugar al fútbol. ¿La razón? Se consideraba que practicar el fútbol o cualquier otro tipo de deporte era algo incompatible con la naturaleza femenina. Una vez abolida la prohibición, cambiaron las cosas. Bien, mejor decir que sólo cambiaron un poco, porque las chicas que jugaban al fútbol eran insultadas, no se las permitía jugar en los grandes estadios no se les proporcionaban botas, ni camisetas, ni balones reglamentarios. No había equipos para ellas. Jugaban a escondidas, como si fueran furtivas. Pero esas furtivas tenían un pequeño secreto y gracias a eso fueron creciendo hasta que una de ellas llegó a lo más alto y se consagró como la mejor jugadora del mundo.
JUGANDO CON NIÑOS
Marta todavía no había cumplido los 20 años cuando la encumbraron como la mejor. Inscribió su nombre tras los de una leyenda como la norteamericana Mia Hamm (2001 y 2002) y de la prodigiosa alemana Birgid Prinz, a quien le rompió el reinado tras coleccionar tres títulos consecutivos (2003, 2004 y 2005). Hamm y Prinz eran futbolistas de academia, de alfombra verde, de laboratorio. Marta Vieira era de la resistencia, de la lucha, de la calle.
Marta, cuéntame el secreto…
-La constancia, la ilusión y la lucha. Y también la osadía de jugar con niños y plantarles cara; porque encontrar a niñas para organizar un partido de fútbol era prácticamente imposible. Por este motivo, yo era la única chica corriendo entre un montón de niños.
Y eso no era bien visto.
¡Era casi un pecado! –ruge- Mis padres mandaban a mis hermanos para llevarme a casa, pero no lo conseguían porque yo era más rápida que ellos y pocas veces me alcanzaban –se ríe dando brillo a sus ojos oscuros- .
Al final te saliste con la tuya y el resultado ha sido espectacular.
Yo nunca me rendí, sobre todo porque estaba convencida de que era una manera de hacer algo positivo en la vida, incluso de poder ayudar a mi familia, porque no teníamos una vida fácil y, por lo tanto, no puedo decir que mi infancia fuera feliz. Hasta los nueve años no pude ir al colegio. Luego aprendí yo sola a leer y a escribir.
¿Cuándo te llegó tu primer premio futbolístico?
Tenía 14 años y durante un torneo en el que estaba jugando me propusieron hacer una prueba en el Vasco da Gama. Tenía que ir a Rio y eso estaba lejos. No tenía dinero suficiente para pagarme un billete de avión. Pero eso no fue obstáculo: me subí a un autobús y tras tres días de viaje aparecí delante la sede del Vasco de Gama con una sonrisa.
Y allí empezó todo.
EL GRAN SALTO
Dos temporadas en el club de Rio de Janeiro se convirtieron en su trampolín, que luego la propulsó hacia el Santa Cruz, en Recife. El nombre de Marta ya empezaba a cruzar fronteras, sobre todo gracias a su aparición en la selección brasileña, con la que venía de proclamarse campeona de los Juegos Panamericanos (2003). El Dorado europeo no tardó en llamar a su puerta.
Tenía muchas ganas –explica, emocionada como si estuviera viendo su propia película- de salir de Brasil, de poder mostrarme al mundo entero, de hallar un lugar con más posibilidades tanto en el sentido deportivo como estructural. Era todavía una niña de 17 años, pero no tenía miedo de nada y acepté la oferta del Umea IK, en Suecia.
Allí estuviste cuatro años… Luego te fuiste al futbol norteamericano, pero no tardaste en regresar a Escandinavia que, casi
Hasta los nueve años no pude ir al colegio. Luego aprendí yo sola a leer y a escribir. Mi infancia no fue feliz” Soy brasileña, pero también me siento sueca. De hecho, me acaban de dar la nacionalidad sueca” Nunca me he podido resistir a jugar en Norteamérica, donde el fútbol femenino ocupa un lugar de privilegio”
es tu segunda patria.
Así es, yo soy brasileña, pero también me siento sueca. De hecho, me acaban de dar la nacionalidad sueca. Suecia ocupa un lugar muy importante en mi vida. Le debo mucho a este país. Ahí crecí como atleta y como persona. Viviendo allí no tengo “saudade”, que quiere decir añoranza en tu idioma. No tengo añoranza de mi país de origen y esto es muy importante para poder trabajar bien y obtener éxitos. Además en Suecia encontré las estructuras, las instalaciones y la competitividad que no existía en Brasil.
Estados Unidos también ocupa un lugar importante en tu vida. Has estado en Los Angeles Sol, en el FC Gold Pride, en el Western New York Flash, ahora en el Orlando Pride.
En España hay buenos equipos, como el FC Barcelona, que ha mejorado mucho en los últimos años”
Suecia y Estados Unidos. Son dos países, dos experiencias muy diferentes, pero nunca me he podido resistir a jugar en Norteamérica, donde el fútbol femenino ocupa un lugar de privilegio. Cuenta con popularidad y también con unos cimientos muy sólidos. Está claro que es una de las mejores ligas del mundo y que no se puede renunciar a formar parte de ella.
¿Volverás algún día a tus orígenes?
Sería muy bonito –concluye tras una leve pausa y una media sonrisa- , colgar las botas en Brasil y desde allí seguir ligada de alguna manera al fútbol. Pero aún no pienso en estas cosas. Nunca se sabe lo que puede suceder; quizá pruebo algo nuevo como por ejemplo la liga en España. Hay buenos equipos, como el FC Barcelona, que ha mejorado mucho en los últimos años.
LA MEJOR DE LA HISTORIA
Es la única jugadora con cinco balones de oro. La única futbolista sudamericana en la lista de las dieciséis ediciones de este galardón que se han celebrado hasta ahora. Cinco reconocimientos consecutivos. Algo único en la historia, tanto en el panorama femenino, como en el masculino.
¿Cómo es posible tanto éxito?
Con mucho trabajo, aunque a veces ni yo misma me lo creo que me hayan elegido cinco veces como la mejor del mundo. Cada vez que pienso en ello, me emociono –y ciertamente, se emociona, incluso enrojece un poco- . Es la mayor felicidad de mi vida.
Dicen incluso que eres la mejor futbolista de todos los tiempos; ¿te consideras realmente la mejor?
Yo no soy quien para decir si soy la
Ronaldinho es Ronaldinho, Neymar es Neymar y Marta es Marta. Y así tiene que ser; eso da riqueza “
mejor o no. Este trabajo corresponde a todos vosotros. Los que tienen que estar de acuerdo en designarme como la mejor son todos aquellos que me acompañan durante mi trayectoria, los que veis mis partidos, los que se dan cuenta de mi trabajo. Lo único que me corresponde a mi es seguir adelante, a tope, y a jugar lo mejor posible.
¿Pero no te consideras especial? ¿Algo especial tendrás para conseguir tantos éxitos?
Jugar a fútbol ya es, de por sí, algo muy grande, muy especial. Para mí es un privilegio poder luchar constantemente para que el fútbol femenino progrese y que no sólo haya una, dos o tres grandes jugadoras o estrellas. Lo que más deseo es que toda la modalidad crezca, que aparezcan un montón de excelentes jugadoras, que se creen buenas
¿La ‘Pelé’ con falda? Es una honra que fuera el propio Pelé quien me atribuyera este apelativo. Es grande”
estructuras, que los equipos multipliquen su calidad, que aumente el interés por parte de los aficionados, de los inversores publicitarios. Y creo que estamos en el buen camino.
Unos te comparan a Ronaldinho, otros dicen que tu estilo es similar al de Neymar. ¿Es cierto el parecido con uno o con otro?
No. Ronaldinho es Ronaldinho, Neymar es Neymar y Marta es Marta. Y así tiene que ser, porque eso da riqueza y que haya diferentes estilos, diferentes iconos es algo que enriquece al fútbol brasileño.
¿Quien te ha enseñado a jugar con tanta calidad?
¡Nadie!
Algún entrenador...
Quizá sí, uno...
¿Cuál?
¡Dios! –carcajada celestial y reitera- El don del fútbol me lo ha dado Dios.
¿Y cómo reaccionas cuando te llaman “Pelé con faldas”?
¡Uf! –se le pone la piel de gallina- Es una honra. Es una honra que fuera el propio Pelé quien me atribuyó este apelativo. Es algo muy grande cuando la gente se acerca para saludarme, para pedirme un autógrafo, y me compara a Pelé, a Messi, a Neymar... Estamos hablando de grandes iconos del mundo del fútbol i me ha ce muy feliz que me metan en el mismo saco.
Ya que has citado al astro argentino, ¿crees que te pareces a Messi?
¡Sí! –ahora se ríe como una niña traviesa- ¡Claro que sí! Me parezco a Messi en varias cosas.
A ver...
Primero, en la altura, los dos somos bajitos; segundo en que ambos hemos ganado cinco veces el Balón de Oro y la tercera que tanto Leo como yo nunca hemos conquistado un mundial.
¿Y cómo puede ser que teniendo al mejor jugador del mundo en el equipo no se pueda ganar un mundial?
Por la sencilla razón de que a pesar de que haya uno o varios jugadores que destaquen sobre el resto, si no hay equilibrio, si no se juega de manera colectiva, si no se trabaja como un grupo, no hay títulos. El fútbol es un deporte muy colectivo.
A los treinta años, es decir en tu segunda juventud, ¿cuáles son tus deseos?
Seguir jugando, seguir mejorando y ganar un mundial con Brasil. A ver si lo consigo antes que Messi. Si Argentina se clasifica, Leo tendrá su oportunidad el próximo año. Marta tendrá que esperar un poco más, hasta el verano del 2019 para intentar cumplir su sueño