PONEN LA DIRECTA
Pese a jugar más de medio partido con diez por expulsión de Piqué, el Barça no dio opción a un Olympiacos desbordado Deulofeu fue el sacrificado pese a un gran primer tiempo y Messi resolvió con gol de falta y asistencia en el tercero
El Barça metió un pie en octavos de final de la Champions al dar buena cuenta de un Olympiacos que no tuvo ninguna opción en el Camp Nou pese a jugar más de medio partido con uno más y que acabó convertido en otra víctima de Messi. El argentino resolvió con un golazo, otro más, de falta directa y con una gran asistencia a Digne tras sublime recorte un encuentro que no debería haber llegado al descanso con la incertidumbre que mantuvo. La noche, con gradas semivacías por la lluvia, estuvo a punto de tener un guión distinto por culpa de dos tarjetas amarillas a Piqué y de la poca puntería ante puerta de los delanteros azulgrana frente a un doble muro de nueve hombres. Al final, 3-1, un marcador corto pero con un exazulgrana como Botía que se dio el gustazo de marcar el gol del honor del Olympiacos.
Sólo hubo un equipo sobre el campo y ese fue el Barça. No es posible saber a ciencia cierta qué pretendía el ex equipo de Valverde, pero lo cierto es que anduvo siempre a merced de los azulgrana y fue superado en todo, tanto jugando contra once como en el segundo tiempo, en que fue incapaz de aprovechar la ventaja con la que se había topado por sorpresa.
En inferioridad
Y es que el Barça parecía transitar por una autopista hacia octavos de final cuando Piqué dejó al equipo con diez, a tres minutos del descanso. Con una amarilla a cuestas remató a gol con la mano un centro de Deulofeu. El juez de gol lo vio y advirtió al escocés William Collum, que no dudó: gol anulado, tarjeta amarilla y después la consiguiente roja. La primera la había visto a los diez minutos al cortar un avance griego.
Es cuanto menos curioso que, tal como se había desarrollado el juego hasta entonce s, el Barça tuviese una tarjeta y el Olympiacos, ninguna. Pero así son las cosas.
Collum no vio necesidad de castigar ninguna de las duras entradas con que los griegos taparon al Barça en ocasiones. En cambio, fue riguroso con Piqué, al que a estas alturas de la película debería ser más difícil pillar con el carro de los helados.
Había que reestructurar el equipo en el segundo tiempo y Valverde optó por un 4-3-2, sacrificando a Deulofeu, pese a que acababa de firmar su mejor actuación de la temporada. Deulo había sido una de las principales bazas para abrir la defensa de un Olympiacos que, con un 4-1-4-1, renunció por completo al ataque. El Barça buscó mover la defensa con cambios de orientación rápidos, con pases largos de lado a lado, con Deulofeu y Suárez –que bajaba a banda– intercambiando posiciones y mediante disparos lejanos de Paulinho.
En una de las internadas de ‘Deulo’, su centro rebotó en Nikolaou y entró en la portería. Un nuevo autogol que favorece al Barça, el quinto de la temporada entre Liga y Champions. Fue el premio al dominio, fútbol y ocasiones de los azulgrana, que vieron cómo Paulinho estrellaba un cabezazo en el palo a centro de Iniesta y cómo Suárez desperdiciaba dos ocasiones muy claras: una, rematando fuera solo ante puerta; y otra, tras recibir una gran asistencia de Messi después de sentar a dos rivales. El meta Proto rechazó en el ‘uno contra uno’.
Otra lección de Messi
No es que el Olympiacos inquietase demasiado en la segunda parte pese a jugar con uno más, pero con un marcador tan ajustado y Collum merodeando, era mejor no correr riesgos. Y Messi se lo tomó al pie de la letra: en tres minutos marcó de falta directa, que Nikolaou había cometido sobre el propio Leo, y asistió a Digne para que marcase el tercero después de una sensacional jugada dentro del área en que sentó a Koutris.
El gol final de Olympiacos fue quizás excesivo premio, porque incluso en el tramo final el Barça fue superior y pudo ampliar su renta, pero por lo menos Botía, que remató impecablemente de cabeza un córner lanzado por Fortounis, se llevó un buen recuerdo de la que había sido su casa