LA NOCHE DE SUPERPACO
Dos goles de Alcácer dieron tres puntos de oro al Barça ante un Sevilla que sobrevivió al gran primer tiempo azulgrana El regreso de Iniesta aportó criterio al juego y a Messi sólo le faltó frescura en los metros finales en su partido 600
Dos goles de Paco Alcácer, la sorprendente apuesta de Valverde en el once después de la lesión de Sergi Roberto, salvaguardaron el liderato del Barça ante un Sevilla combativo y bajo una lluvia testaruda que no dejó de caer en toda la noche. El conjunto azulgrana arrancó a un nivel altísimo, con un primer tiempo sobresaliente, pero no liquidó el partido y en la segunda parte lo pudo pagar muy caro. Pizarro, de cabeza, empató el tanto inicial de Alcácer, que marcó el segundo justo antes de ser sustituido por Deulofeu. Los tres puntos garantizan tranquilidad para el líder ante el parón de selecciones.
El partido 600 de Messi no fue el mejor del crack argentino. Leo comenzó el partido destrozando el dispositivo sevillista en un primer tramo de partido brillante, pero acabó controlado en corto por el trabajo defensivo dispuesto por Berizzo, especialmente de un gran Pizarro en el doble pivote. Sí brilló, en cambio, Iniesta, que devolvió fluidez de juego al Barça mientras le duró la cuerda: sesenta minutos, sobre un terreno de juego cada vez más pesado por la lluvia. Andrés volvió a ser el faro del Barça, el gran coordinador del juego, con Messi entr e líneas como falso nueve y Alcácer y Suárez como pareja de delanteros, escorado a la derecha Alcácer y a la izquierda el uruguayo. En realidad, un 4-4-2 atípico en el Barça, más propio del fútbol inglés, con pasillos por las bandas para la entrada de Semedo y Jordi Alba.
Poco premio para el Barça
El primer gol del valenciano, tras pase del uruguayo desde muy lejos al espacio, premió ese brillante arranque de partido del Barça. Ese premio, aunque fue corto para el buen nivel exhibido por los azulgrana, llegó cuando parecía que el Sevilla había capeado lo peor del temporal. Y, además, fue un gol producto de un error clamoroso: el de Escudero al no controlar, de forma aparentemente fácil, el pase del uruguayo. El balón acabó llegando a Alcácer quien, solo, superó al meta sevillista, David Soria.
El Barça había dominado a placer hasta ese momento, pero había sido incapaz de finalizar. En los primeros cinco minutos, Messi había puesto a prueba al meta tras enorme jugada personal, después dio el pase de la muerte a Busquets para que un defensa despejase el remate y Suárez se quedó solo ante el portero tras colosal pase de Iniesta, pero su vaselina fue floja y Soria la atajó.
Más adelante, Rakitic e Iniesta probaron con chuts desde la frontal y Alcácer remató alto un pase de Leo, hasta que el gol del delantero valenciano tradujo en ventaja esa superioridad barcelonista, sin que el Sevilla de Berizzo encontrase la fórmula de hacer daño en cuanto, conforme los de Valverde se tomaban algún respiro, trataba de salir de la cueva.
Empate y reacción fulminante
El 1-0 era escaso bagaje ante un Sevilla que sólo en una recuperación de Muriel tras error de Umtiti y en algún acercamiento sin remate había inquietado al Barça, pero que nada más iniciarse el segundo tiempo advirtió, con un remate de nuevo de Muriel, que no estaba muerto. Después de que Semedo salvase el empate ante Sarabia tras una contra conducida por Muriel, en el córner posterior Pizarro remató implacablemente de cabeza al fondo de la portería de Ter Stegen, en una fase en que el Barça parecía venirse abajo.
El Sevilla había aprovechado bien esos minutos de flaqueza del Barça, que sin embargo reaccionó de forma fulminante. Piqué, que jugó un partido muy serio en defensa, con cortes providenciales y mucho protagonismo en ataque, el día en que Umtiti no estuvo de diez, remató al larguero poco antes de que una asistencia de Rakitic desde la derecha permitiese a Alcácer explotar su mejor cualidad, el remate al primer toque, para lograr el 2-1.
El héroe de la noche fue inmediatamente después sustituido por Deulofeu, en un cambio con el que Valverde buscó profundidad a la contra en los últimos instantes, mientras que con Paulinho y Mascherano trató de dar consistencia. Hubo que sufrir hasta el final del choque, en parte porque el nefasto González González no decepcionó y se comió un penalti a Rakitic, pero el Barça tomará aire durante el parón con el liderato a salvo después de apretar fuerte los dientes