Beitia entrena, “pero no volveré a saltar”
Ruth Beitia, quien recientemente anunció su retirada, ha explicado a la agencia Efe su ‘nueva vida’ desde que ha dejado de entrenarse y competir. La campeona olímpica de salto de altura dice que ha engordado un kilo, que no tiene tiempo para aburrirse y huye de “caer en la tentación” del salto.
“He engordado un kilo desde mi retirada, pero he bajado volumen, he perdido musculatura y he ganado algo de grasa. Ahora peso 72 kilos”, precisa Beitia. “Ahora, lo que antes era entrenamiento anaeróbico (esfuerzos cortos e intensos) y explosivo, ahora es más aeróbico (largos y suaves). Conste que me sigo levantando a la misma hora porque sigo trabajando”, advierte Ruth, que continúa acudiendo diariamente al parlamento de Cantabria, donde ocupa un escaño dentro del Grupo Popular.
La ya ex atleta, que el pasado domingo cumplió 38 años, dice que muchos días “el cuerpo me pide hacer ejercicio porque me levanto con dolores. Las horas que antes ocupaba en el entrenamiento las dedico ahora a seguir haciendo atletismo o nadando. Los médicos me aconsejaron seguir haciendo algunas pesas para no perder la musculatura de golpe. Sigo entrenando por lo menos un par de días con el grupo, en el gimnasio”. Pero el salto se acabó para ella. Hace cinco años, en 2012, Ruth anunció por vez primera su retirada, pero, aburrida en un otoño lluvioso, pocas semanas después regresó al pabellón de La Albericia, donde Ramón Torralbo, su entrenador de siempre, volvió a captarla para el atletismo. Algo que no se repetirá: “¿Saltar? Nunca más. Lo dejamos en el momento más bonito de nuestra historia y ya está. No tengo mono de listón. A veces voy a ver al grupo en alguna sesión de técnica de pretemporada y siempre voy en ropa de calle, a conciencia, para no caer en la tentación, por si me motivaba lo de volver a saltar, pero nada, cero”, subraya Beitia, quien ha tenido buen cuidado, en cambio, de conservar las zapatillas con las que ganó el oro olímpico. “Hubiera sido guay quedarme también con el listón pero es más largo que una pértiga y no hay donde ponerlo”