“Rafa es leyenda, pero humano y no hay nadie invencible”
Martin Klizan, pura escuela eslovaca y un antiguo nº 1 júnior que pasó por la previa tras una época de lesiones
El eslovaco Martin Klizan es un producto más de la tradicional escuela checo-eslovaca, que cuida con esmero la técnica en su cantera. 1,91 metros de estatura, zurdo, el de Bratislava estaba llamado a seguir los pasos de sus compatriotas Miloslav Mecir o Karol Kucera, tan talentosos como irregulares, capaces de lo mejor y de lo peor en sólo unos instantes y con cierta tendencia a flaquear mentalmente. Más práctico y duro de roer fue Dominik Hrbaty, el técnico del rival hoy de Rafa Nadal.
“Fue una gran idea ficharlo en diciembre, me ha aportado confianza, capacidad de trabajo y experiencia”, subraya Klizan, intentando fortalecer su cuerpo y alma tras una fase errática lastrada por las lesiones, especialmente una en una pantorrilla que le amargó el 2017. Se precipitó en caída libre en el ranking mundial, en el que ocupa la 140ª posición, lo que provocó que debiera pasar por la previa del Godó. Cinco encuentros superados, incluyendo los de Novak Djokovic y Feliciano López, y de nuevo el Godó ejerciendo de talismán.
“En este torneo siempre juego bien, sólo tengo palabras positivas”, subraya quien fuera semifinalista en 2015, cuando llegó a ser el nº 24 ATP. Para repetir precisaría batir a Nadal: “Es una leyenda, pero también humano y no hay nadie invencible”, subraya Martin Klizan, quien afirma sonriente que “sé cómo hay que jugarle, pero no lo voy a decir”.
El centroeuropeo destacó en categorías inferiores, se alzó a la cima del ranking júnior. Levantó el trofeo de campeón sub-18 de Roland Garros en 2006, aunque en esa misma edición Nadal ya suma- ba su segunda Copa de Mosquete- ros, de las diez actuales.
“A los 18 años ya era top-300, normalmente he estado en el top- 50. Si he bajado ha sido por las le- siones. Creo que está bien”, dice Klizan, que ha disputado cinco fi- nales ATP, con pleno de aciertos. Tres en arcilla, Hamburgo’16, Ca- sablanca’15 y Múnich’14