Ernesto II, el resistente
Ha soportado una montaña rusa de elogios, críticas e incidencias que cuestionaron su continuidad y el doblete
Valverde se dejó ir también en la rúa. A su modo, desde la discreción, pero engullido a fin de cuentas en la euforia por el doblete. Hasta llegó a quedarse sin bambas por culpa de algún jugador embravecido. El doblete merecía descorchar sin freno toda la alegría aunque el camino no ha estado siempre asfaltado. Desde el primer día, el técnico del octavo doblete de la historia culé ha vivido agitado por el vaivén del entorno. No ha tenido tregua.
El ‘caso Neymar’ que le dejó sin tridente, el atentado en Barcelona, el absurdo final del mercado de fichajes, las lesiones de Dembélé, las ruedas de prensa o el tensionado clima político en Catalunya le atraparon en los primeros meses. Aunque sabe convivir con la presión, solo los resultados favorables le facilitaban seguir adelante con su proyecto y afrontar los cambios tácticos que consideraba más convenientes. Apostó por un bloque de jugadores y tiró adelante hasta que la gasolina se acabó, justo en el partido más encarado, la vuelta de los cuartos de la Champions ante la Roma.
Aquella dolorosa derrota le sacó de la bonanza ambiental y empezó a escuchar la palabra fracaso. Las críticas no parecían tener fin. Lo que no imaginaba es que las más drásticas llegarían del interior de la propia directiva, donde la cúpula cuestionaría incluso su continuidad. Eso le dejó boquiabierto, alucinado. No lo entendía. Iba a disputar una final, estaba a punto de firmar una Liga de récord, a dos partidos del doblete, y podían echarle. No calibró la repercusión de quedarse fuera de Europa pero le dejaba atónito el poco valor que se le daba a Liga y Copa. Había barra libre, lo sabía, pero ¿tanta? De la misma manera que no entendía que se le cuestionase, se sorprendía de las informaciones que aseguraban que él mismo acabaría pasando factura a la directiva. Pragmático, se ha consolado pensando que va con el cargo. ‘Ya sé lo que me espera el año que viene’, va advirtiendo a los suyos
El técnico alucina con todo lo que ha pasado en un debut con dos títulos