Con arbitrajes así, los del VAR pedirán sobresueldo
La roja a Sergi Roberto, la perdonada a Bale, el 3-1 anulado, la falta de Suárez en el 2-1, el penalti de Alba...
Alejandro José Hernández Hernández llegó al Clásico con el cartel de mejor árbitro del fútbol español, según las puntuaciones de los analistas del colectivo, y se fue con la etiqueta de peor árbitro en la historia reciente de los pulsos entre Barça y Real Madrid. El canario, de 35 años, nacido en Lanzarote, se lo ganó a pulso. En pocos partidos se pueden tener tantos errores. Y él los tuvo todos en el encuentro más visto en el mundo. Si el VAR le habría ayudado a mejorar su actuación nunca se sabrá, pero hubiera puesto a prueba la calidad de la tecnología y la salud mental de sus operarios, que pedirán sobresueldo la próxima temporada.
Más allá de sus fallos, lo primero que llamó la atención fue su pésima colocación en el césped. Dicen que es un árbitro que estudia muy bien a los dos contrincantes para saber cómo seguir el juego sin molestar. Sin embargo, cuando el Barça tocó en corto de lado a lado del campo alrededor del área del Real Madrid siempre aparecía Hernández Hernández en la línea de pase, estorbando, obligando a retroceder y a dudar a los jugadores de Valverde cuando necesitan precisión y velocidad en el toque.
En la primera parte se equivocó con el criterio en las tarjetas. Se la perdonó a Rakitic cuando llegó tarde en una entrada a Casemiro y sí se las mostró a Nacho y Varane aplicando el reglamento. Quizás viendo que estaba cargando de amarillas al Madrid, cuando llegaron las dos peores entradas, las dos de Bale a Iniesta y especialmente a Umtiti, con un pisotón en el gemelo de tarjeta roja porque podría haber causado una grave lesión, decidió mirar hacia otro lado. Para entonces ya había solucionado el primer ‘careo’ entre Alba y Modric sin amonestaciones, aunque las merecieron, pero sí las repartió a Ramos y Suárez cuando se dijeron de todo en una jugada para analizar. Codazo del andaluz, el uruguayo en el suelo pero con tino para dar un pase a Coutinho que interceptó Kroos con un brazo y que acabó con fuera de juego del brasileño. Nada quedó claro.
En la acción siguiente la amarilla la vio Messi por ir a una presión a Ramos con todo. Aunque le hizo falta, el central le puso la comedia adecuada, justo la que no hizo el argentino en el 42’ cuando el madridista le tocó con la mano en el hombro cuando ya iba a rematar ante Keylor. Leo nunca se deja caer, pero con otro jugador más pillo podría haber sido penalti.
Penalti ‘fantasma’ a Suárez
También hubo un penalti ‘fantasma’ en el 12’ que pidió Luis Suárez, pero la realización de la TV no la mostró. Keylor tocó su pie izquierdo en su salida.
Cuando el partido ya se iba al descanso y el ambiente estaba caliente, Marcelo buscó a Sergi Roberto interponiéndose en su camino con malas artes, ya sin balón y separando el brazo de su cuerpo. El lateral del Barça se lo quitó de encima con excesivo ímpetu y los brazos de uno y otro se engancharon antes de separarse, rozando el de Sergi Roberto la espalda, el cuello o la cara de Marcelo, que hizo todo el teatro del mundo y cayó al suelo como si le hubiesen disparado. Hernández Hernández picó y expulsó a Sergi Roberto con una rigurosa roja directa, pero no amonestó a Marcelo por su mediación provocadora en la jugada ni a Piqué, que le aplaudió en sus narices. Ya se le había ido de las manos el Clásico.
Hernández Hernández no acertó ni en la colocación: estorbó en la circulación del Barça
Ramos no ve la segunda
Tras el descanso, su arbitraje no mejoró. En el 52’ no vio la clara falta de Suárez a Varane que precedió al gol de Messi (2-1). Poco después anuló el 3-1 al Barça por un fuera de juego de Rakitic al recibir el pase en posición de extremo. Como mucho, estaba en línea. Con Ramos y Nacho amonestados, les perdonó la segunda amarilla en el 59’, al primero por una falta a Suárez, y en el 61’, al segundo por derribar a Messi. Y en el 75’ no vio el penalti de libro de Jordi Alba a Marcelo. Llegó tarde y le golpeó como si fuera un balón al llegar tarde a un despeje. Empató Bale, que ya jugaba de regalo desde aquella acción con Umtiti