La tómbola de Cuatro
Los Mundiales de fútbol conllevan siempre situaciones pintorescas a nivel informativo
Ayer, en Deportes Cuatro (desplazado a Rusia), Manu Carreño y Juanma Castaño tenían a Sergio Busquets invitado en el set del informativo. El programa ha desarrollado la modalidad ‘tómbola’ en sus entrevistas. Mientras hablaban, le regalaron a Busquets una pulsera de la selección, que se le rompió antes de ponérsela. Se la cambiaron por otra al final. Lo de ir poniéndoles pulseras a los jugadores a medida vayan pasando tiene aires de club vacacional o recuerda el sistema para identificar ovejas de un rebaño para saber si ya han completado la tanda de vacunación. Al finalizar, le despidieron obsequiándole con un ushanka, el típico gorro ruso peludo, y hasta le dieron a elegir el color. Le ofrecieron una botella de vodka de la marca Kalashnikov por si necesitaba un trago y finalmente sacaron una muñeca Matryoshka para que pusiera su predicción futbolística de la final del Mundial. El programa parecía el escaparate de una tómbola o una tienda de suvenires de Moscú. A nivel televisivo es lo más gracioso de los Mundiales: cualquier situación informativa se convierte en pintoresca. Por cierto, durante la conversación le preguntaron a Busquets qué le parecía que el Madrid estuviera todavía sin entrenador. Echó balones fuera alegando que ahora se preocupaban poco de los asuntos de clubes porque estaban centrados en la selección. Poco se imaginaban que poco después y tendrían al nuevo entrenador blanco tan cerca. Difícil ahora separar lo que es club y lo que es selección. Cambio de ropa en Roland Garros Después del 2º set de la final femenina de Roland Garros entre Simona Halep y Sloane Stephens, los comentaristas de Eurosport Fernando Ruiz y Conchita Martínez se fijaron en que Halep no estaba en la pista. Conchita dedujo que estaba en el vestuario cambiándose: “Creo que la camiseta se la podrían cambiar aquí, pero…”. Ruiz no lo vio tan claro: “No parece muy apropiado, ¿no?. Mejor ir al baño. Cuando se la cambia Rafa Nadal es un escandalazo”. Y Conchita lo admitió: “Sí, mucho silbido de admiración”. Otro detalle que diferencia las finales femeninas de las masculinas