Vieja guardia aburguesada
Valverde ha superado la semana más difícil de su mandato. Ha goleado al Inter y al Madrid con un Leo
Messi lesionado que festejaba las victorias desde la grada. No ha perdido ninguno de los tres partidos de Champions y es líder en la Liga a siete puntos del Madrid. Pero la temporada es larga y los títulos se ganan a partir de marzo. El grupo de cabeza es compacto y numeroso. El hat trick de Suárez, la mano simbólica de Piqué ,el partidazo de Alba y los aciertos en los cambios de
Dembelé y Arturo Vidal sentenciaron a un Madrid desnortado. Florentino
Pérez no ha tenido otra opción que prescindir de
Lopetegui. Lo que mal empieza mal acaba. Anunciar el fichaje del seleccionador nacional a tres días de empezar los Mundiales de Rusia fue interpretado por Luis Rubiales como una traición y lo cesó fulminantemente. Hoy, el ex portero guipuzcoano no dirige la selección ni goza del favor de Florentino. El Madrid volverá con fuerza pero el nuevo entrenador, el que se haga cargo ahora o más tarde de forma definitiva no va a hacer maravillas sólo con su carácter y profesionalidad. La plantilla es de primer nivel pero ha quedado huérfana tras la huida de Ronaldo y la abrupta salida de Zidane.
Sergio Ramos muestra más autoridad que liderazgo en el vestuario. El problema no es el entrenador. Más bien está en la visión mediático empresarial de Florentino y en el aburguesamiento de la vieja guardia