De los pitos a Piqué a los aplausos a Leo
La afición perica capituló con el 0-3 y empezó a desertar al descanso antes de que el Barça acariciara la ‘manita’
Sonó Metallica y apareció una pancarta en honor a Ricardo Zamora, Marañón, Canito, Lauridsen y Tamudo, mitos del Espanyol, antes de que el pitido inicial de Carlos del Cerro Grande diera paso al ‘hit parade' de los derbis en Cornellà-El Prat. La grada blanquiazul recuperó su hostilidad hacia Gerard Piqué silbándole cada vez que tocaba el balón ante un irreconocible Espanyol de Rubi encerrado en su campo hasta que el Barça le bailó al son de Messi.
Los decibelios de la música de viento hacia el central azulgrana fueron bajando hasta que la hinchada local fue preocupándose más de lo suyo que de increpar al rival en pleno vendaval barcelonista liderado por un Leo descomunal y nunca visto en el nuevo estadio espanyolista. Tan inédito como escuchar los aplausos al genio argentino tras su recital de regates, pases mágicos y una recuperación en campo propio coronados por un doblete de falta que solo había firmado en la Supercopa europea-2015 ante el Sevilla.
En Cornellà-El Prat, donde se recuerdan solo vítores en pie a Andrés Iniesta por su gesto eterno hacia Dani Jarque en la final del Mundial-2010, hubo unos cuantos que no quisieron aguantar hasta el final y se marcharon antes del segundo
tiempo. Nunca en la historia había llegado el Barça al descanso con 0-3 en terreno perico. La deserción de parte de la parroquia blanquiazul hizo aún más evidentes los muchos asientos vacíos que ya se vieron al inicio del partido. Con solo
24.037 asistentes de 23.612 socios en un estadio de 40.000 butacas, fueron pues 16.000 las que no se ocuparon en la mejor entrada de la temporada pero muy ligeramente por encima de los 22.258 que acudieron al Espanyol-Girona (1-3) hace dos semanas. Y eso que el equipo de Rubi venía de protagonizar un gran inicio de campaña con un fútbol admirable y atractivo a la vez. La falta de mayor apoyo, incluso en un derbi ante el Barça, no deja de ser sorprendente.
Con el Eixample en la camiseta
Algunos de los que quedaban pese al riesgo de ver una ‘manita' coronada por Gerard Piqué, que se sumó al ataque en varias ocasiones, sí silbaron a Philippe Coutinho en su segunda visita como culé al estadio en que jugó en la segunda parte de la temporada 2011-12. No lo hizo vestido de azulgrana sino con la camiseta de color salmón, que estrenó el equipo en la Liga, tributando homenaje a Barcelona con parte del Eixample y la Avinguda Diagonal sombreadas en la misma. Los tres puntos se marcharon a la Ciudad Condal manteniendo la condición de invicto del Barça en Cornellà-El Prat en la Liga. El Espanyol nunca tuvo opción para cumplir el deseo expresado por Rubi en la víspera de hacer historia. Solo había marcado dos tantos en diez visitas a la casa perica desde 2009. Anoche firmó su gran obra maestra allí. Como en tantísimos otros estadios
Solo 24.037 hinchas, algo más que ante el Girona, acudieron con 16.000 butacas vacías