El quilombo de Isco y el plan ‘renove’ de junio
La final de la Copa Libertadores entre River y Boca, todo un éxito organizativo del Real Madrid, valorado y reconocido a nivel universal, ha dejado, sin embargo, en el Santiago Bernabéu un regalito escondido en los vestuarios, que estalló el miércoles durante el duelo de la Champions contra el CSKA. El quilombo tiene nombres y apellidos, Francisco Román Alarcón Suárez, aunque responde simplemente al apodo de Isco.
Mal color tiene la orina del enfermo, con perdón. La del jugador y la del Real Madrid. A nivel individual porque lo que era un enfrentamiento ya diagnosticado entre el futbolista y el entrenador ahora se ha convertido en una batalla entre Isco y el mundo exterior que le rodea, afición y compañeros incluidos. Y a nivel general porque la derrota ante los rusos, además de costarle al club 2,7 millones de euros, los que dejó de ingresar por no ganar, ha acelerado de manera considerable la decisión ya sopesada y planteada de que al final de temporada la plantilla, banquillo incluido, será sometida a un plan ‘renove’ profundo, reflexivo y trascendente.
Si determinados jugadores, todos con caché alto y contrato en vigor, piensan y esperan que el crédito de las tres Champions consecutivas, cuatro en cinco años para muchos de ellos, va a ser eterno e imperecedero, están muy equivocados. El malestar y la desilusión se han instalado en los despachos donde se toman las decisiones. Florentino Pérez calla y controla tanto sus emociones como su verbo, pero no olvida. El bajo rendimiento en Eibar, Huesca, a pesar de la victoria, y el miércoles en el Bernabéu, le ha dolido y decepcionado tanto o más que la goleada del Camp Nou ante un Barça sin Messi y todavía con Lopetegui. Y los que están a su lado no lo ocultan públicamente. “Lo realmente sorprendente es que lo estemos haciendo tan mal y todavía estemos vivos en todas las competiciones y podamos ganar todo”, susurraba uno de los ejecutivos con mando en plaza.
Isco está en la diana y, desgraciadamente, se ha puesto él solo. Pocos futbolistas de la plantilla tienen una técnica individual tan arrebatadora, una visión de juego tan lúcida y un regate en seco tan embriagador… pero a sus 26 años no ha sido indiscutible ni insustituible para ninguno de los entrenadores que ha tenido salvo para Lopetegui. Ancelotti, Benítez, Zidane, Del Bosque… Ha jugado con casi todos, pero no ha tenido la continuidad que su intrínseca calidad debería asegurarle.
Para Isco siempre ha existido un pero. “Es muy bueno pero… físicamente no aguanta el ritmo de un partido intenso”. “Es muy bueno… pero retiene el juego del equipo”. “Es muy bueno… pero no defiende”. “Es muy bueno… pero no le gusta entrenarse”. Algunas teorías se pueden compartir y otras no, pero cuando
Isco está en plenitud puede ser titular en el Real Madrid y en cualquier equipo de los que lucha por la Champions.
Con la marcha de Cristiano Ronaldo, ésta debería estar siendo la gran temporada de Isco. Sin la BBC, pero con Casemiro, Modric y Kroos en el centro del campo, un puesto quedaba libre en el once titular y ese debería haber sido para él en competencia directa con Marco Asensio. Ninguno de los dos la ha aprovechado… hasta ahora. Es más, han perdido terreno ambos. Con Solari, Lucas Vázquez les ha ganado la plaza del ataque y Ceballos la del centro del campo.
Isco tiene contrato hasta 2022 y una cláusula de 700 millones. Nadie, evidentemente, va a pagar esa cantidad, pero el malagueño tiene mercado. Está en una edad idónea y si decide abandonar el club, no le van a poner los grilletes. Su precio está muy cerca de las tres unidades, millón arriba o millón abajo.
Y la estrategia es parecida para los otros jugadores que se plantean la posibilidad de marcharse, como pudiera ser el caso de Modric y Marcelo. Aunque hayan cumplido los 30 y su rendimiento haya descendido de manera notoria, todos tendrán que pasar por caja. El plan ‘renove’ así lo exige. Para que llegue un central, un lateral izquierdo, un par de centrocampistas y un delantero de tronío hay que llenar las arcas para después vaciarlas