Ben Yedder saca billete para el Sevilla
El franco-tunecino, con dos goles tempraneros, abrió la lata y hundió al Krasnodar en un partido en el que la afición se pronunció contra el palco
El Sevilla logró su clasificación como primero de grupo para los dieciseisavos de final de la Europa League, torneo del que es pentacampeón, gracias a dos chispazos de Ben Yedder a los diez minutos de partido, que acabaron con el suspense de una noche con mucha miga, pues el equipo de Pablo Machín estaba obligado a ganar al Krasnodar para no depender de una carambola y porque tenía además al sevillismo de uñas contra sus dirigentes por la negociación de venta del club destapada en la última Junta de Accionistas de la entidad celebrada el lunes.
El avispero que se encontraron los profesionales sevillistas era ciertamente peligroso, con medidas de protesta como el lanzamiento de bufandas (regaladas por el club con motivo del partido) al terreno de juego y cánticos constantes de “¡el Sevilla no se vende!” dirigidos al palco.
Bastan dos zarpazos
Por ello, el equipo de Machín debía andar con pies de plomo, pero todo lo encauzó Ben Yedder a los cinco minutos de juego al aprovechar un mal despeje del meta Kritsiuk. No tardaría más que otros cinco minutos el franco-tunecino para poner el 2-0 en el marcador al cazar un balón largo de Sergi Gómez, aprovechar las dudas de Fjoluson y batir por bajo al guardameta ruso.
La noche estaba encauzada y lo que pasaría después fue que el Krasnodar, que con un triple empate entraba a la siguiente ronda como segundo de grupo siempre que no recibiera cuatro goles, comenzó a entender que tampoco había por qué irse a lo loco a por un empate ciertamente difícil en un escenario como el Ramón Sánchez-Pizjuán.
Hubo lanzamiento de bufandas al césped y la grada cantó “¡El Sevilla no se vende!”
El Sevilla bajó algo el pistón, Vaclik realizó algunas paradas y en la segunda mitad salió dispuesto a sentenciar, algo que hizo de penalti Banega tras una gran jugada de Ben Yedder y un remate de André Silva que Ramirez sacó con la mano en la boca de gol.
La expulsión del ecuatoriano terminó de apaciguar a los rusos, que llegaron al final suplicando no recibir un cuarto gol que podía dejarlo fuera si el Standard ganaba en Turquía y se producía un triple empate que al final no se dio