“Estoy mentalizada para sufrir”
Laia Sanz afrontará su noveno Dakar consecutivo en inferioridad física tras un calvario de enfermedades que se iniciaron en primavera
La ocho veces ganadora en categoría femenina del Rally Dakar Laia Sanz ha vivido uno de sus peores años en su carrera deportiva con una sucesión de problemas de salud desde la pasada primavera que han puesto en duda su participación en el rally Dakar que se inicia en Lima el 6 de enero. Pero hace tres semanas empezó a ver un poco de luz al final del túnel y al ir reencontrando la salud y empezar a tocar moto se ha motivado para aventurarse en su noveno Dakar. Concluirlo será el reto principal aunque ella es muy consciente ante lo que se enfrenta: “Estoy mentalizada para sufrir”.
El calvario de la piloto Soficat Xerox empezó con una mononucleosis infecciosa provocada por el virus de Epstein-Barr tras su 14º puesto en el Rally Merzouga, el único rally que ha concluido. La situación se agravó en agosto cuando además contrajo la fiebre Q, provocada por una bacteria llamada Coxiella Burnetii, que a su vez le ocasionó como secuela una molesta neuropatía. Todo ello le ha impedido no solo prepararse para la competición tanto físicamente como sobre su KTM oficial sino incluso poder hacer vida normal con “tres meses de la cama al sofá y del sofá a la cama”, perdiéndose la parte clave de la preparación para el Dakar.
Ya se vio obligada a retirarse en la segunda etapa del rally Desafío Inca (cuando aún no estaba diagnosticada la dolencia) y más adelante tuvo que renunciar a participar en el Rally de Marruecos y en los entrenamientos en Abu Dhabi del KTM Rally Factory Team que dirige Jordi Viladoms. Hasta hace tres semanas su participación en Perú estaba en entredicho. Empezó a sentirse bien y a entrenar poco a poco y fue retomando la confianza y de ahí su decisión de participar en el Dakar’2019.
“Han sido meses de médicos, de sufrir mucho. Hasta diciembre no he empezado a estar bien. No sabía qué me pasaba, no estaba acostumbrada a las lesiones. He dudado sobre si podría competir en el Dakar”, relató Laia en Barcelona.
“Tenía la moto en el garaje y no la podía utilizar. He ido a contrarreloj, no ha sido fácil volver a entrenar. Poco a poco me he sentido mucho mejor, pero he pasado meses muy malos. En los últimos días me he vuelto a sentir deportista. Lo peor ha sido que todo esto me haya ocurrido a finales de año. Es que no podía ni hacer vida normal”.
El tiempo se le echó encima y para ella todo será una incógnita: “Tenía claro que si no estaba mínimamente preparada para el Dakar no iba a ir, lo primero es la salud, pero me he encontrado mejor los últimos días. Para afrontar un Dakar tienes que estar al 200 por cien. Un objetivo bueno ya es estar en la línea de salida. Cuando me ponga el casco seguro que querré dar gas y hacerlo lo mejor posible. Luego veremos cómo se da la carrera, pero está claro que no puedo ser tan ambiciosa como otros años”, reconoce