Cou se engancha, Isco desterrado
Coutinho se sumó a la fiesta de Messi por sus 400 goles, una barbaridad. El Camp Nou, que en Navidades ante el Celta celebró la vuelta de Dembélé al redil tras sus despistes, ovacionó un ‘sombrero' del brasileño cuando el Eibar ya estaba destensado, un premio a su constancia y una señal de que Cou estaba recobrando la confianza tras una apreciable mejoría y semanas con el ánimo por los suelos. Coutinho fue decisivo en el primer gol de Suárez, participó en el de Messi y volvió a recordar a ratos al talentoso jugador que fichó el Barça hace un año y marcaba goles. Cuando el equipo armero mandaba tapando la salida blaugrana, desbordó y filtro balones entre trincheras. Valverde le ha recuperado dándole protagonismo en un enero infernal, a un mes de la Champions, igual que a finales de noviembre intervino en la ‘resurrección' de Ousmane dándole diez minutos en el Wanda para que marcara el empate en el 90 y salvara el liderato para el Barça. El guiño lo puso el ‘Txingurri' haciendo jugar a ambos en los extremos, queriendo dar a entender que es factible en adelante. Difícil.
El BARÇA SE MOSTRÓ COMO UN LÍDER
sólido a mitad del campeonato. Le resiste, a cinco puntos, un Atlético competitivo que se agarra a cualquier resquicio para ganar, con Griezmann como timonel. Luego, descolgados, vienen el Sevilla y el Real Madrid a diez. El pulso entre Solari e Isco llegó al punto de que el técnico argentino rescató una defensa de tres en el Villamarín para ignorar al malagueño. Con siete bajas tampoco entró, ni siquiera cuando Benzema se lesionó y el joven Cristo lo sustituyó. Este no es un asunto técnico, es cansino para todos y solo perjudica al Madrid. Isco ha pasado a ser un desterrado para Solari, que gestiona sin el apoyo explícito de los despachos y con el silencio cómplice de los capitanes. El mediapunta tiene a su lado a la afición que protesta porque se aburre, le escamotean al mejor talento y escucha que el técnico no seguirá. Un gol del exbético Ceballos dio el triunfo ‘in extremis' a un Madrid convertido en un juvenil ‘Castilla' que despreció el balón