Hay que buscar nuevos récords para Messi
EAhora que todo el mundo habla del gol 400 en la Liga de Leo Messi, he llegado a la conclusión de que lo mejor para el FC Barcelona no es recrearse con la enumeración de sus extraordinarias cifras y de sus récords insuperables. Quizás sea preferible indagar en lo que todavía no ha logrado para animarle a que lo consiga. Lo que sea, porque a estas alturas ya es evidente que pocas conquistas se le resisten. Dobletes, ‘hat tricks’, goles con la cabeza, con la pierna derecha... Seguro que hay cosas con las que se le puede empujar a mantenerse ambicioso cada que pisa el césped, aunque, realmente no tengo ninguna duda de que su secreto es que simplemente sigue disfrutando del fútbol como un niño y todos sus registros extraordinarios van cayendo por sí solos gracias su competitividad extrema y a esa base lúdica imprescindible. Se divierte con lo que hace.
Es increíble todo lo que genera con su mera presencia en el campo para el Barça. Puede que el domingo no estuviera especialmente brillante porque el Eibar supo complicar la vida al equipo de Ernesto
Valverde con su excelente presión, pero la sensación que había en el Camp Nou es que su momento iba a llegar y así ocurrió, esta vez con la colaboración de un estelar
Luis Suárez, autor de un doblete, y de un participativo Coutinho. En un abrir y cerrar de ojos, Messi marcó el gol 400 para dar tranquilidad a sus compañeros con el 2-0 y pudo anotar un par de dianas más en pleno arrebato azulgrana que se culminó con el 3-0 del delantero uruguayo.
Era un triunfo importante para acabar la primera vuelta con una distancia psicológica de 5 puntos al Atlético de Madrid y 10 al Sevilla y al Real Madrid. Objetivo cumplido y todos contentos con la mejor versión de Luis Suárez, la recuperación anímica de Coutinho y el esperado gol 400 en la Liga de un Messi que entre todas las competiciones oficiales ya tiene en mente el 600: lleva 576.
Como ex jugador de otra época, me suelen preguntar si alguna vez pude imaginar que iba a existir un jugador así. Evidentemente, la respuesta es negativa. Sus números son sobrenaturales, pero también el fútbol que genera. Por eso es el mejor del mundo y de la historia.
Sin embargo, sin restar méritos a Leo
Messi, que seguro que ya hubiera encontrado la forma de adaptarse al fútbol de aquellos tiempos, a su favor juega que ahora todos los terrenos de juego son alfombras a diferencia de lo que ocurría en los 70 y en los 80, cuando, además, se repartía mucha más leña, con constantes interrupciones porque cada equipo podía hacer 30 faltas. Afortunadamente para el espectáculo, ya no se juega sobre barro y las cámaras de televisión que lo captan todo impiden que se practiquen las cacerías de antaño a los jugadores con más talento. También los árbitros son más profesionales y ya no permiten casi todo. Y los entrenadores, incluso los más defensivos, tienen una voluntad de intentar jugar bien, aunque sea para desplegarse a la contra con el riesgo que conlleva la posible réplica de un equipo con más calidad. Se marca en zona no sólo porque en los equipos hay más de un crack, sino porque perseguir a un jugador por todo el campo está mal visto y resta prestigio al técnico que decida algo así. Pero, que quede claro, lo que hace Messi hay que saber hacerlo. Y nunca vi a nadie que combine tanta calidad y competitividad