Cuando Suárez es exquisito
La delicia: Suárez saca un taconazo para armar una pared letal con Coutinho y concretar el primer tanto del partido con un disparo suave y colocado con el cuerpo totalmente arqueado.
El dulce: un pase de primera para su mejor socio ante el Eibar, que deja a
Coutinho en disposición de marcar, pero el brasileño cae en el área en una jugada que
Suárez –cómo no, él siempre peleando con los árbitrosreclama penalti.
La marca: una de sus luchas características con un defensa en el mediocampo para recuperar un balón, jugarlo con Coutinho y cederlo a Messi para que el argentino marque su gol 400 en la Liga.
El dulce: un centro de Alba y desde el punto de penalti, con el público cantando gol, el cabezazo va directamente al cuerpo del portero.
Y ahora el caviar: triangulación rápida,
Coutinho la pone en el punto de penalti, Suárez va a rematar pero pisa el balón hacia atrás se lleva al defensa y Messi dispara al cuerpo del portero.
Y la pillería: fuera de banda, Suárez se desmarca y
Sergi Roberto le envía el balón para que el uruguayo anote el 3-0 y el segundo de su cuenta.
Así juega Luis Suárez cuando está inspirado. El uruguayo, que en ocasiones parece tosco y el menos dotado técnicamente de la delantera del Barça, ofreció ante el Eibar una de sus actuaciones más completas. Todo un banquete exquisito para la afición del Camp Nou, en un día en que Messi, pese a su histórico gol, cedió el titular de las portadas al uruguayo