Desapareció el cagómetro
La emoción liguera solo existe si tiene al Madrid como potencial protagonista
Hace dos lunes, el pasado día 11 de febrero, los informativos deportivos abrían cargados de emoción ante lo que vendían como una Liga muy ajustada. El Madrid se situaba a seis puntos del Barça y la diferencia que en otras épocas se veía como preocupante ahora resultaba trepidante. En el Telediario de La1 recordaban que “la distancias se acortan” nada más empezar. Añadían: “El empate del Barça ante el Bilbao y la victoria del Real Madrid frente al Atleti dejan la Liga en un puño”. Además, recordaban que este año los dos líderes, Barça y Atleti, estaban “más fallones” porque la temporada pasada a estas alturas tenían 8 puntos más, mientras que el Real Madrid mantenía los mismos.
En Deportes Cuatro, ese mismo día, hicieron un planteamiento más inquietante y ponían el rostro de una niña terrorífica que decía eso de “Ya están aaaaquííííí”. El vídeo recordaba que el resultado del Madrid había encendido las alarmas del cagómetro en Barcelona, que seis puntos ya no parecían tantos y que el Madrid estaba lanzado. Este lunes, en el Telediario1, se limitaron a decir que “el Barça no está jugando bonito pero tiene ahora un colchón de puntos que le permite centrarse en la competición europea” y no hubo noticia sobre la derrota del Madrid ante el Girona. De una semana a la otra se pasa de vender una situación súper emocionante y ajustada a correr un tupido velo ante las nuevas circunstancias.
La emoción liguera no se debe tanto a unos puntos determinados sino a la necesidad de construir un relato mediático que genere una sensación de inquietud, de ilusión. Años atrás, seis puntos de diferencia en la clasificación eran motivo de alarma. Ahora depende de lo que conviene. Pero lo cierto es que se nota cierta precipitación informativa a la hora de vender una situación optimista para el Real Madrid y, en cambio, cuando las cosas se tuercen, hay una cautela que esconde el catastrofismo.
Desapareció el cagómetro, se diluye la derrota y se habla de un colchón de puntos que no se especifica. Y, lo peor, se elimina del relato de la emoción liguera al Atlético de Madrid, que es como si no pintara nada. La emoción es ‘merenguecéntrica’ o no existe