En el Madrid las catarsis tienen trampa
El madridismo, perplejo ante la hecatombe, continúa sin reaccionar. La sorprendente reacción silenciosa y resignada – pocas muestras de cabreo para su trascendencia- del Bernabéu se ha trasladado de forma momentánea al núcleo mayoritario de la afición blanca, que todavía no se ha pintado con pinturas de guerra. Todo se andará. O no. Hablamos de una hinchada peculiar, henchida de ganar Champions, y que acude al estadio como si fuera a la Opera, salvo las excepciones de rigor. Un fracaso semejante no debería pasar inadvertido. Debe haber cuerpos debajo de los escombros. Seguro. El de Solari por descontado, pero el alcance del suceso se va a medir con exactitud a lo largo de los próximos tres meses de condena, los que restan para concluir la temporada.
De golpe, el madridismo, inspirado y alentado por las redes sociales y los medios de comunicación más críticos con la gestión múltiple, querrá echar al presidente, al director deportivo, al entrenador, a media docena de los jugadores más señalados y pedirá otros tantos fichajes, sobre todo a Mbappé.
que ha desplazado a Neymar en el objetivo de Florentino yenel corazón de los blancos. El número de víctimas está por cuantificar. Habrá que esperar al próximo partido en el Bernabéu contra el Celta, posterior al de Valladolid, para ver cómo reacciona la afición. A lo peor está tan desengañada que ni acude al estadio a manifestarse. El calendario parece aliado con los que ahora están en la puerta de salida y catarsis habrá, pero a lo mejor, o a lo peor tiene coartada y no es tan traumática como debiera