Celia Jiménez vuela alto
Futbolista e ingeniera aeronáutica, sueña con el Mundial
De pequeña se le daban bien la física y las matemáticas. Y también el balón. Así que tuvo el camino muy claro: futbolista e ingeniera. Le decían que una mujer no podía vivir del fútbol. Y también que era imposible compaginar el deporte de elite con una carrera tan absorbente y exigente. Pero para entonces esta andaluza de 23 años ya soñaba con marcar goles y construir aviones, por lo que no había manera de pararla.
Así, Celia Jiménez se ha convertido en una ‘rara avis’ en el fútbol femenino: una defensa que triunfa en el potente Rosengard sueco y en la Absoluta y que se ha graduado como ingeniera aeronáutica.
Su vida ha sido una carrera de obstáculos que ha ido sorteando a base de talento y fe. Con 18 años, se marchó a la Liga de Estados Unidos, la NWSL, en una época en que en la Liga Iberdola aún no había clubs profesionales. Entró en la Universidad de Alabama y comenzó a jugar para los Iowa Reivers, Alabama Soccer y finalmente Seattle Reign. “Desde pequeña siempre tuve muy claro que quería estudiar, para mí no era jugar al fútbol o estudiar sino ambas cosas. No quería renunciar a nada y en Estados Unidos me lo podía permitir”, explica.
Sus primeros pasos fueron en el ADV Alcaudete de su Jerez natal y con 15 años ya había debutado en Primera con el Sevilla. Fue campeona de Europa Sub’17 y subcampeona Sub’19 hasta que la Absoluta de Jorge Vilda llamó a su puerta y ahora aspira a participar en el Mundial de Francia.
Este verano, cambió Estados Unidos por Suecia, toda vez que había acabado su carrera y desea- ba dedicarse al fútbol al cien por cien: “Compaginar estudios y deporte ha sido muy duro y ya llevaba mucho tiempo queriendo enfocarme solo en el fútbol. Ya puedo decir que es mi prioridad”, asevera, aunque no descarta completar sus estudios con un Máster. Lejos de España, ha visto que el fútbol femenino “ha crecido una barbaridad”, aunque insiste en que todavía quedan muchos pasos que dar: “Esa igualdad por la que luchamos todavía está bastante lejos. Los sueldos han empezado a crecer, pero cuando te paras a comparar con otras potencias o incluso con el fútbol masculino, la diferencia es abismal. Es importante que se vea el trabajo que hacemos para que la gente se enganche al fútbol femenino”, sentencia