INCENDIO EN EL FC BARCELONA El detonante de la crisis
N Ya existía tensión pero Bartomeu pidió dimisiones por las filtraciones y críticas a la rebaja salarial del equipo
n La salida de los seis directivos de la junta del FC Barcelona que han dimitido en las últimas horas no deja de ser una voladura impulsada por el propio presidente del club, Josep Maria Bartomeu. No puede decirse que la voladura haya sido totalmente “controlada” porque el ya ex vicepresidente Emili Rousaud ha roto el control con sus múltiples apariciones en los medios y yendo muy lejos al asegurar que cree que, en el caso de las redes sociales y la relación con la empresa I3 Ventures, “alguien del club puede haber metido la mano en la caja”. Tampoco deseaba el presidente la marcha de la directiva Maria Teixidor, a la que le explicó su deseo de que saliesen Rousaud y el vicepresidente económico, Enrique Tombas, pero le dejó claro que contaba con ella. La dimisión de los directivos Pont y Elias sí las quería Bartomeu por discrepancias con ellos y la de Jordi Calsamiglia la contemplaba desde hacía semanas y la esperaba.
En todo caso, hace varios días que el presidente quería dar un golpe de timón y prescindir de cinco directivos (Rousaud, Tombas, Elías, Pont y Calsamiglia) o, en caso de que decidiesen seguir, restarles atribuciones. Existían con cada uno de ellos discrepancias previas, pero el detonante de esta decisión fue su comportamiento durante la negociación con los capitanes del equipo de fútbol de la rebaja salarial de la plantilla para paliar el impacto económico en el club del coronavirus.
En este sentido, Bartomeu tenía claro que podía hacer un ERTE por el motivo de fuerza mayor y argumentarlo sin problemas ante la Generalitat. Pero el presidente quería llegar a un acuerdo de reducción salarial con los jugadores para no crear una situación de tensión con ellos y porque era un gesto que, al final, iba a ir a favor de los cracks tal como estaba la situación a nivel mundial.
Además, tal como Bartomeu propuso esta rebaja a los capitanes el 20 de marzo, éstos la entendieron y se comprometieron a liderarla ante sus compañeros. Eso sí, había que hablar con 23 jugadores y sus respectivos asesores legales para cerrar el acuerdo con el handicap de no poder reunirse físicamente.
El presidente decidió ser muy discreto con estas negociaciones para que no hubiese filtraciones que molestasen a la plantilla en un tema tan delicado como el salarial. Por tanto, llevó las conversaciones en secreto junto al CEO, Òscar Grau. Pese a la insistencia de otros directivos en conocer detalles del proceso, de su boca sólo salía el mensaje de que el acuerdo llegaría porque veía muy buena predisposición de los cracks.
Sin embargo, viendo que otros clubs como el Bayern y la Juventus ya habían cerrado acuerdos de reducción salarial con sus plantillas y que la del Barça aún no se pronunciaba, empezaron las críticas soterradas de parte de los directivos en los medios hacia el equipo. Críticas que en algún caso fueron publicadas y llegaron a los futbolistas, que le trasladaron su malestar al presidente. Su defensa era que él no las había realizado ni instigado y que no podía controlar lo que decía cada miembro de la junta. En este sentido, además, hubo directivos de los que se han ido que infravaloraban ante periodistas la rebaja que se negociaba (el 70% de la ficha durante el Estado de Alarma, sin incluir bonus). También alguno de los que sigue habló con prensa, considerando insuficiente el recorte. Los mensajes críticos repuntaron cuando las secciones profesionales decidieron cerrar un acuerdo con el club y el de los futbolistas seguía en el aire.
La postura de esos directivos y su intento de influir ante los medios con sus críticas a la plantilla llegaron a oídos del presidente, que también es un imán de información. Bartomeu tomó nota y decidió que por ahí ya no podía pasar. La gota que colmó el vaso fue que la plantilla, al anunciar el acuerdo de rebaja salarial incluyese una pulla por las presiones recibidas desde el club.
Bartomeu había logrado la rebaja salarial pactada pero había constatado que tenía enemigos a su gestión dentro de su junta. Y para arrancar el último año de mandato con una directiva cohesionada decidió apartar a los que él cree que se movían por un interés más personal que global o que ya estaban haciendo campaña electoral en vez de sumar esfuerzos para que una buena gestión fuese su mejor spot electoral
El presidente llevó la negociación en secreto mientras algunos directivos la criticaban
Bartomeu se hartó: una buena noticia acabó con polémica por unas críticas internas
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