La secuencia de dos meses de división
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n Para encontrar el origen de las seis dimisiones en bloque hay que remontarse especialmente a la crisis de las redes sociales y las divergencias con Josep Maria Bartomeu de los directivos que han acabado abandonando la junta en los días previos a una reunión informal en un restaurante de Sant Just Desvern el 21 de febrero. Bartomeu se mantuvo firme conociendo algunos de los movimientos de directivos disconformes. Sabía que incluso podían plantearle que diera un paso al lado para que convocara elecciones este mismo año y no esperase a 2021.
La noche antes ya se percibió tensión en la inauguración de la Barça Store de Canaletes con Emili Rousaud y Maria Teixidor distanciados a la vista de los asistentes de Bartomeu, con quien hablaron muy poco. En la comida se trataron temas de la gobernanza del club. Y allí directivos mostraron su malestar por la crisis de las redes sociales, con Rousaud al frente, y criticando la gestión del presidente, en el sentido de que no contaba con ellos y se había refugiado en un grupo reducido con su asesor Jaume Masferrer al frente. Acto seguido, el directivo Jordi Calsamiglia sacó el tema de si había que adelantar elecciones. Bartomeu se enfadó porque entendió que había una estrategia previa planificada para forzar su dimisión o que tuviese que apartarse de la presidencia. Y no tenía ninguna intención. Quería esperar a la auditoría de Price Waterhouse para dar explicaciones y no entendía las prisas por un adelanto electoral.
Bartomeu decidió no atender llamadas ni responder mensajes de periodistas o de gente del club deseosa de tener información. Prefirió que la información de aquel encuentro de la junta fuera de parte de los directivos para detectar, por el tono de las noticias que aparecían, quién filtraba y con qué interés. Tras la reunión, Bartomeu esperó y enfrió los ánimos a pesar de que estaba muy ‘quemado’ porque detectaba que Rousaud y sus directivos más afines (Tombas, Elías, Teixidor, Calsamiglia y Pont) estaban más pendientes de su futuro como candidatura interna continuista que por la gestión diaria del club.
El estallido de la crisis del Covid19 motivó que la siguiente reunión de la junta (20 de marzo), ya telemática, tuviera casi como monotema el abordaje de la pandemia y cómo paliarla a nivel económico. Fue cuando surgió la posibilidad de aplicar ERTEs a los trabajadores del club y a los equipos profesionales, aunque en el caso de estos, sobre todo el fútbol, se antepuso lograr un acuerdo.
Bartomeu ya había hablado horas antes con Messi, Busquets, Sergi Roberto y Piqué, que le mostraron su buena predisposición para la rebaja salarial del 70% durante el Estado de Alarma. Y así lo transmitió el presidente en la junta por la tarde. En los siguientes diez días, el presidente junto al CEO, Òscar Grau, siguió liderando las negociaciones con los capitanes. En paralelo, Bartomeu iba enterándose de que había directivos que iban criticando a la plantilla en medios ‘off the record’ considerando insuficiente la cuantía de la rebaja que proponía el club.
Algo que llegó a oídos de los futbolistas y por eso en su nota, cuando comunicaron el acuerdo, añadieron una pulla a la junta diciendo que desde dentro del club se les puso la lupa encima y se les presionó. Ese mismo día, Bartomeu habló en MD y otros medios y criticó que gente “desde dentro y desde fuera” hubiese malmetido sobre la negociación con los capitanes cuando él, que no quería filtraciones, sólo emitía un mensaje interno: que había buena predisposición de los jugadores y se llegaría a una rebaja acordada.
Desde ese día Bartomeu ya decidió pedir a Rousaud y Tombas, los que llevaban la bandera de la disidencia, que se fueran aduciendo que una cosa es la discrepancia interna y otra filtrar. En ese sentido, el pasado martes les llamó para comunicarles que había perdido la confianza en ellos y que prefería que se fuesen. Y que si no se iban, les relegaría de sus funciones como vicepresidentes institucional y económico, respectivamente. Uno le preguntó si no pensaba hacer lo mismo con los directivos Elías y Pont. Y la realidad es que Bartomeu no les llamó ese día pero se enteraron por sus compañeros de junta. Tampoco lo hizo el miércoles.
Contaba con Maria Teixidor
Sí llamó a Maria Teixidor para decirle que contaba con ella y explicarle lo que pensaba de Rousaud y Tombas. El miércoles el vicepresidente Rousaud hizo un tour mediático empezando por Ràdio Barcelona y acabando, ya de madrugada, en El Chiringuito, cuya línea es muy criticada en la junta culé. Sorprendió mucho su presencia allí entre los directivos que se quedan, como molestaron sus palabras en que aducía que los directivos mejor preparados profesionalmente hablando se iban.
Anteayer Bartomeu llamó a Pont para transmitirle que había perdido su confianza en él. También hubo llamadas a Elías pero no conversación. En paralelo, Teixidor decidió salir de la junta por no comulgar con las decisiones del presidente, mientras Calsamiglia ya meditaba su marcha semanas antes. Uno de los directivos salientes llamó a Bartomeu para explicarle que el jueves mismo presentarían su dimisión y una carta ante notario explicando los motivos. Pasadas las once de la noche, La Vanguardia avanzó este movimiento de los seis directivos salientes y el contenido de la carta quiera una junta con otro perfil de directivo pero en pleno confinamiento no son las maneras”, señaló Rousaud, fundador y consejero delegado de Factor Energia.
En sus entrevistas, Rousaud señaló también a los jugadores del primer equipo del Barça al afirmar que “los fichajes que se han hecho no han sido acertados”. Aunque no abundó en detalles, también manifestó que “en la propuesta de rebaja salarial se podría haber sido más ambicioso”. Los jugadores aceptaron la reducción de sueldo de un 70% mientras esté en vigor el Estado de Alarma. Además, aportan un 2% de la ficha que permitirá, junto con otra aportación del club azulgrana, que los empleados de la entidad sometidos a un ERTE sigan percibiendo el 100% del salario bruto durante este periodo.
HH