Sin tetas no hay paraíso
ohn Carlin afirma convencido que este fútbol que comenzó a practicarse el sábado en la Bundesliga, sin público y sin celebraciones emotivas por parte de los futbolistas es como hacer el sexo con mascarillas. Esta curiosa definición que el escritor y periodista inglés le hizo a Lídia Heredia en ‘Els Matins’ de TV3, me recordó a una que me explicó un taxista barranquillero: “Una fiesta sin alcohol es como chupar teta con sujetador”. Es verdad que el fútbol es pura emoción, está lleno de pasión y a más de un aficionado le ha servido de terapia para desahogar sus problemas. Carlin compara este deporte querido con una obra de teatro en directo, donde apenas importa la estrategia pero sí mucho cómo actúan los actores.
En estos tiempos en los que el periodismo se rebusca en las efemérides, en los goles más bellos del mundo, en las victorias más sonadas, contemplar un partido de fútbol como los que nos ofreció la Bundesliga este fin de semana deja mucho que desear. Y nos obliga a recordar goles épicos como aquel de Carles Puyol en el Bernabéu en el que enseñó el brazalete de capitán al estadio y se fue a un córner a subirse en los brazos de Xavi y luego ser abrazado por el resto de compañeros. O el de Koeman en Wembley, o aquel cabezazo de Messi en la final contra el Manchester United de Cristiano Ronaldo. Aquello era fervor de verdad, en las gradas y en el campo. Nada es ni será lo mismo, pero da igual. Hay que confiar en que un día volverá el público y los abrazos. De lo contrario no podremos evitar la semejanza con el nombre de esa serie de origen colombiano llamada ‘Sin tetas no hay paraíso’ H