N Tras más de dos meses, los CAR de Madrid, Sant Cugat, Sierra Nevada y León volvían a la actividad n Ilusión y cautela en los deportistas de élite con permiso para retomar los entrenamientos
n Con la misma ilusión que un niño vuelve a las aulas, a disfrutar de su rutina y de sus compañeros, los deportistas de alto nivel de España retomaban ayer sus entrenamientos en los Centros de Alto Rendimiento (CAR) de Madrid, Sant Cugat, León y Sierra Nevada, más de dos meses después que el CAR de Sant Cugat cerrara sus instalaciones el 14 de marzo por el coronavius. Tras las sesiones preparatorias en sus casas y al aire libre, los deportistas de élite regresaban a su lugar de trabajo, pero en condiciones muy distintas a las habituales. Rodeados de muy pocos compañeros, con estrictas medidas de higiene y seguridad y tras tomarles la temperatura para verificar su estado de salud.
Ya en las instalaciones deportivas que les son propias, una mezcla de ilusión y prudencia. Ilusión porque por fin volvían a sentirse atletas, y cautela porque estar más de 60 días sin entrenar se nota. “El cuerpo olvida muy rápido y no tiene memoria”,explicaba la velocista Cristina Lara tras completar un primer día de entrenamiento atípico, pero al que tendrán que irse acostumbrando, casi en solitario, manteniendo la distancia de seguridad, haciendo uso de la mascarilla para ir de una instalación a otra, llegando con ropa de entrenamiento, sin hacer uso de instalaciones comunes como el comedor o el vestuario, y utilizando dos pares de zapatillas deportivas, unas para entrenar y otras para antes y después del ejercicio.
“Ha sido todo un poco raro”, decía Ray Zapata, único gimnasta que entrenó en el CAR de Madrid, y uno de los deportistas de más alto nivel que retomaron los entrenamientos, junto a Mireia Belmonte, García Bragado, Marcel Granollers o Bruno Hortelano, entre los cerca de 600 que disponen de permiso para ello. Zapata trabajó dos horas con su entrenador Benjamín Bango y al acabar reconocía que “llevará bastante tiempo coger de nuevo las sensaciones, prácticamente empezamos de cero”. Un parecer común en el resto de deportistas, como la nadadora África Zamorano, una de los cerca de 100 deportistas que volvían a Sant Cugat. “Estoy muy feliz. Eran dos meses sin tocar agua. Ahora, a volver a ponerse en forma”, reconocía la del Club Natació Sant Andreu, que compartió piscina junto a Jessica Vall, Lidón Muñoz y Albert Escrits. Los deportes de agua han sido uno de los grandes perjudicados en el proceso de la desescalada, de ahí que fueran de los más ‘hambrientos', como las integrantes de la selección española de waterpolo, Anni Espar, Pili Peña y Laura Ester. La portera señalaba : “Ha sido muy dura la espera y no entiendo por qué no se podían abrir antes las piscinas”.
Ramon Terrassa, el director del CAR de Sant Cugat, valoraba la jornada. “Los deportistas han venido con una sonrisa. Han sido puntuales y respetuosos con las pautas marcadas, y los procedimientos han sido ágiles. No ha habido ninguna incidencia”. Sobre las 19.30 horas los últimos deportistas ponían rumbo a sus hogares, en el primer día de regreso a la 'nueva normalidad' deportiva
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