Música para Sandro Rosell
Al fin se estrenó el documental que su director no firmó por censura de la cadena
El domingo emitió, con nocturnidad y alevosía, el documental sobre el entramado judicial que llevó al expresidente del Barça Sandro Rosell a pasar dos años en la cárcel hasta que finalmente fue absuelto. Se profundizaba en los detalles de la causa penal, con documentos, un relato informativo y el testimonio directo del propio Rosell, su socio
sus abogados y su familia. Era un resumen que intentaba hacer accesible al espectador los aspectos más complejos de un caso que no resulta fácil de entender. El guión era minucioso en algunos aspectos y precipitado en otros. Faltó contexto sobre el momento en que los acusados logran la libertad provisional después de múltiples denegaciones, tras el primer día de juicio. La explicación periodística de lo que sucedió en el juicio fue escasa, con fragmentos escogidos quizá poco representativos de lo que ocurrió en la sala de la Audiencia Nacional.
La parte informativa del documental se entrelazaba con aspectos más emocionales a través de imágenes de la cárcel y la recreación de escenas en su interior. Las mejores eran las que mostraban a través de una pantalla de tele el paso del tiempo de esos 645 días encerrados y algunas particularidades de la vida entre rejas, como el móvil escondido dentro de un libro. Pero en este sentido al documental le sobraban dos elementos: la música triste y algún recurso audiovisual sentimentaloide. El caso Rosell es suficientemente duro, extraño, injusto y triste como para tener que añadir melodías trágicas de piano o violín, o insertar un montaje de rostros compungidos o llorosos en la penumbra. No hacen falta artificios artísticos para forzar emocionalmente algo que el espectador ya percibe a través de las palabras de los propios entrevistados y del relato periodístico. Ahora bien, provoca reticencias valorar un reportaje que su director y guionista se ha negado a firmar apelando a la cláusula de conciencia porque su trabajo ha sido censurado o modificado en contra de su criterio. Como espectador, esta situación genera desconfianza porque desconoces qué es lo que ha alterado el resultado final y por qué razones. Un trabajo firmado queda bajo la responsabilidad de su autor. Un trabajo no firmado pone bajo sospecha a toda una cadena
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