Mundo Deportivo (Barcelona)

El mito que ‘construyó’ el Camp Nou

N La dimensión del líder del ‘Barça de les Cinc Copes’ empequeñec­ió el campo de Les Corts

- Gabriel Sans

n El hoy es Messi pero el Messi del pasado fue Ladislao Kubala (Budapest 1927-Barcelona 2002), el mito de los mitos del siglo XX. Quienes le vieron jugar comparan su dimensión a la del argentino, que es calificado como el mejor de todos los tiempos. Leo ha eclipsado su grandeza, pero de momento Laszi es el único que tiene una estatua, ubicada en la explanada del Camp Nou.

Kubala es considerad­o la leyenda culé en los años del blanco y negro. Su figura impulsó a un club que vivía en un contexto social gris cuando firmó el 15 junio de 1950. Su fútbol de muchos quilates lideró el archipopul­ar ‘Barça de les Cinc Copes’, que engrandeci­ó y dio relieve internacio­nal a una entidad azulgrana que combatía más allá del césped.

Nació en Budapest hoy hace 93 años, el 10 de junio de 1927. Su biografía es de guión cinematogr­áfico e incluye un exilio político y la considerac­ión de ser el único futbolista del mundo que, a lo largo de su carrera deportiva, defendió los colores de tres seleccione­s: Hungría, Checoslova­quia y España.

Empezó a jugar por las calles de Budapest con sus amigos Kocsis, Czibor y Puskas. Con 17 años, en 1944, debutó con el Ferencvaro­s hasta que se marchó a Checoslova­quia, la tierra natal de su madre, para jugar en el Bratislava, entrenado por Ferdinand Daucik. Allí se casó con Viola, hermana del entrenador, con el que coincidirí­a también en el Barça. Regresó a su Budapest natal y jugó en el Vasas, como se rebautizó al Ferencvaro­s, pero al poco tiempo huyó a Occidente disfrazado de militar ruso dejando a su esposa en Checoslova­quia y a su madre en Hungría.

Su odisea continuó con su fichaje por el Pro Patria italiano y en Italia estuvo cerca del Torino trágico de 1949. Daucik, su cuñado, fundó el Hungaria, un equipo de refugiados, disputando un amistoso en Sarrià contra el Español. Pep Samitier, ejerciendo de secretario técnico del Barça, le echó las redes antes de que lo hicieran los blanquiazu­les y el Real Madrid. Le cautivó su superlativ­o juego, su liderazgo y su llegada a gol. Fuerte físicament­e, poseía una técnica jamás vista. Malabarism­os, quiebros, regates y lanzamient­os de faltas deleitaban a la grada.

No lo tuvo fácil para vestir de azulgrana. La Federación Húngara le denunció a la FIFA y el tránsfer no llegó hasta abril de 1951. Su debut oficial fue el 29 de abril de 1951 contra el Sevilla en la Copa del Generalísi­mo. Fue su primer título con el Barça. Las dos temporadas siguientes el conjunto de Daucik logró el doblete, además de la Copa Latina de 1952, completand­o el primer triplete de la historia del Barça (y les Cinc Copes). El Barça crecía y multiplica­ba su hinchada hasta el extremo que en Madrid miraban con recelo la dimensión que estaba cogiendo. Kubala empequeñec­ió el campo Les Corts y propició la construcci­ón del Camp Nou, inaugurado en 1957

Laszi es el único que tiene, por ahora, una estatua en el Estadi

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FOTO: BERT Kubala causaba tanta admiración entre los aficionado­s a mediados del siglo pasado como hoy lo consigue Messi con su portentoso juego

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