Reincidencia fuera en errores propios y arbitrales
Como en El Sadar, Anoeta y Cornellà, el Barça menguó y se dejó igualar un 1-2, esta vez con una falta inexistente
n El Barça tiene números de autoritario campeón de Liga en el Camp Nou, 46 de 48 puntos, pero cifras de equipo que pelea por una plaza en la Europa League en los desplazamientos, 23 de 48. Fuera, el equipo azulgrana es la mitad en puntos, pero también en juego, en concentración y actitud. Y con eso difícilmente le llegará para acabar primero en esta extraña y eterna Liga 2019-20.
Son menos puntos como visitantes que los logrados por el Real Madrid (28) y Sevilla (26), los mismos que el Atlético (23), sólo uno más que Getafe y Villarreal (22) y tres más que la Real Sociedad (20), aunque el equipo donostiarra podría llegar también a los 23 si gana en esta jornada en el Coliseum Alfonso Pérez
Muñoz. Con ese rendimiento lejos del Camp Nou, que el conjunto azulgrana sea líder provisional a la espera del Espanyol-Real Madrid es casi un milagro y conquistar el título comienza a ser una quimera.
Luis Suárez señaló ayer al banquillo cuando le preguntaron por el motivo de esa inconsistencia: “Los entrenadores están para analizar por qué perdemos puntos importantes fuera de casa, algo que no nos pasaba otras temporadas”. El mensaje es para Quique Setién, pero también para Ernesto Valverde, con quien ya se vivó esa desconcertante flojera fuera de casa.
Lo de ayer en Balaídos ya ha pasado tres veces en este curso, una de ellas idéntica. El Barça no ha sabido ganar cuatro partidos en los que mandaba 1-2. Iago Aspas logró ayer el 2-2 del Celta en el 88’, el mismo minuto en el que Wu Lei empató para el Espanyol en Cornellà-El Prat en enero. En el Sadar, el 2-2 de Roberto Torres para Osasuna fue en el 81’ en septiembre e Isak logró en Anoeta el 2-2 en el 61’ en diciembre. Con frío y con calor, lo mismo. Es el quinto empate a domicilio con el 0-0 en Sevilla.
También el Barça perdió sobre la bocina en San Mamés (1-0 de Aduriz para el Athletic en el 89’). Las derrotas en Granada (2-0),Valencia (2-0) y Real Madrid (2-0) ya fueron más claras. En ellas el rival no tuvo ni que remontar, aunque para desconexión la sufrida ante el Levante (3-1), que superó el 0-1 con tres goles en ocho minutos entre el 61’ y el 68’.
Con este historial, cuesta denunciar que al Barça le han perjudicado algunos errores arbitrales, especialmente en contraste con las decisiones de los colegiados y del VAR en los partidos del Real Madrid. Pero lo cierto es que han existido y no permiten sacar adelante encuentros igualados. En Balaídos el 2-2 de Iago Aspas llegó gracias a una falta inexistente de Piqué a Rafinha. El VAR no entra en esas acciones.
De los penaltis reclamados, pareció claro uno de Aidoo a Ansu Fati. Y Òscar Garcia tuvo que cambiar a Néstor Araujo porque Cuadra Fernández, madrileño adscrito al Comité balear que ya hizo un arbitraje muy casero en Granada, le había perdonado la segunda amarilla por una falta por detrás a Suárez . Piqué también acabó aquel partido de Anoeta reclamando un agarrón de Diego Llorente, a quien ahora sí se los pitan todos vía VAR. Como excusa, es un argumento pobre para explicar el desaguisado a domicilio. Pero al Madrid no le pasa
Piqué acabó protestando, como el día de la Real con el agarrón de Llorente
Cambios ineficaces Setién no agotó los cinco cambios y los cuatro que entraron, Braithwaite, Griezmann, Junior y Arthur, no mejoraron nada
Sin sancionados Rakitic, Vidal, Suárez y Junior eran los apercibidos del Barça, no vieron amarilla y podrán jugar el martes ante el Atleti
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